NARRAS TÚ:
El avión aterrizó en el gran aeropuerto de Londres, mientras
hacía un gran estruendo al posarse sobre la superficie amarillenta de metal.
-¡Ya hemos llegado!- chilló Irene mientras se levantaba del
asiento dando un brinco.
Todas bajamos por las escaleras y nos dirigimos a una gran
limusina decorada con pequeñas flores en los extremos.
-Pasen por favor- dijo un hombre vestido con un uniforme
negro mientras nos hacía un gesto para que entrásemos.
Me introducí en la limusina y pude dislumbrar las lujosas
mesas que adornaban su interior. Encima de estas había varias copas de vino.
Nos sentamos en un pequeño sofá de cuero negro y cada una cogimos una de las
copas que había allí.
-¡Está muy dulce!- exclamó Paula saboreando el vino.
Cogí una de las copas y me la acerqué a la boca haciendo que el dulce liquido se introdujese en mi boca, inpregnándola de un dulce aroma.
Volví a beber disfrutando del tan delicioso vino.
Empezamos a hablar mientras el coche recorría la gran ciudad
de Londres.
Cuando llegamos a nuestra mansión, salimos del coche y
cogimos nuestras maletas.
Varios empleados nos esperaban en la puerta de la gran casa, para dirigirnos a nuestras habitaciones y ayudarnos con las maletas.
Varios empleados nos esperaban en la puerta de la gran casa, para dirigirnos a nuestras habitaciones y ayudarnos con las maletas.
Entré dentro de la casa y solté un pequeño suspiro al ver lo
cambiada que estaba.
Las paredes tenían un color rosa pálido, mientras que los
muebles eran blancos, los cuales conbinaban con el marrón oscuro de las sillas.
Recorrí toda la casa mientras admiraba los nuevos cuadros
que colgaban sobre las paredes recién pintadas.
-¡Es precioso!- exclamé acercándome a Irene, la cual jugaba
con Sabbath, nuestro gato.
Era de pelaje negro con unos grandes ojos brillantes.
Decidimos llamarlo así ya que una anciana nos lo regaló en un viaje que hicimos
a África, y nos pidió amablemente que le pusiésemos ese nombre.
Sabbath se introdujo entre mis piernas, haciendo que por
unos instantes me tambalease.
Le alcé en mis brazos y comencé a jugar con él cariñosamente
mientras Irene y Naomi subían sus maletas por la larga escalera de caracol.
Decidí ayudarlas y entre las tres logramos subir las cuatro
maletas y a continuación cada una nos dirigimos a nuestras respectivas
habitaciones.
Me sorprendí al entrar en mi habitación. Estaba totalmente
reformada.
Todos los posters que había colgados en la pared blanca,
habían sido remplazados por bonitos cuadros de paisajes exóticos.
La cama infantil con sábanas rosas ya no estaba sino que en su lugar había una gran cama con sábanas azules y un edredón de algodón
muy sedoso.
Me lancé sobre la cama de un salto y acaricié las sábanas que me hacían cosquillas en las manos.
Me quede varios minutos mirando al techo, mientras me
relajaba dejando que mis músculos se relajasen por completo.
En ese momento oí como el manillar de la puerta se doblaba
hacía debajo de modo que la puerta se abrió dejando ver la silueta de Anna.
Me incorporé en la cama y la miré enfadada.
-¿No te han enseñado a llamar a la puerta antes de entrar?- pregunté molesta.
Una de las cosas que más detestaba que
invadiesen mi intimidad y eso era precisamente lo que estaba haciendo Anna en esos
momentos.
-¿Y a ti no te han enseñado a contestar cuando te llaman?-
se colocó una mano en la cintura mientras me miraba desafiante- Te he llamado
tres veces y no me has respondido.
-Vaya, pues lo siento- respondí con un tono de burla.
Anna me miró ignorando mi respuesta y después añadió:
-Tenemos invitados, no tardes mucho- salió
de la habitación y pude oír el ruido que hacían sus tacones al chocar contra el
mármol del suelo.
Me levanté de un salto de la cama y me puse ropa limpia.
Abrí la maleta y saqué esto:
Me lo puse rápidamente y me miré de frente al espejo. A continuación, bajé las escaleras corriendo y cuando iba a bajar el último peldaño, choqué con alguien. Perdí el equilibrio y caí al suelo provocando un gran estruendo.
-¡Auch!- protesté mientras me frotaba el hombro, dolorido por el golpe.
Levanté la mirada para averiguar quién había sido el culpable de mi caída y me encontré con esos ojos azules, de los que un día me enamoré locamente.
Niall me ayudó a levantarme pero yo me separé rápidamente mientras me extendía el vestido el cuál se había arrugado bastante.
Paula se acercó a Anna y le susurró algo que no logré entender.
-Bien chicas, ya conocéis a los chicos de One Direction ¿Verdad?- preguntó ella.
Hice una mueca y ella me miró confundida.
-Sí les conocemos- dijo Paula.
-Cantamos con ellos en el concierto de París ¿No te acuerdas?- preguntó Naomi obvia.
-¡Oh cierto!- exclamó Anna dandose golpecitos en la cabeza- Vaya memoria que tengo.
Todas soltamos una carcajada que se vio interrumpida por Niall, quien tosió falsamente para que le prestásemos atención.
-Bueno, nosotros solo hemos venido a daros la bienvenida- su tono de voz era dulce e inocente y eso hacía que se me erizase la piel con solo escucharle hablar.
-En cuanto nos hemos enterado que sois nuestras vecinas, nos hemos alegrado mucho- esta vez fue Harry el que habló y pude notar un tono de sarcasmo en su voz.
-¿¡Vecinas!?- gritamos todas al unísono.
P.D. Hola!
Siento mucho no haber subido cap antes pero tenía muchos exámenes y deberes pero no os preocupéis que esta semana subiré varios capítulos más.
Bueno, espero que os haya gustado mucho y que lo disfrutéis!
No olvidéis comentar por favor :)
Esta super mega hioer guay :)) ajjaajjajaj
ResponderEliminarjajaja gracias!
EliminarEs genial. Me lei la de harry y me intrigó muchisimo y has vuelto a lograr lo mismo con la de nial!!!
ResponderEliminarEnhorabuena
Muchas gracias de verdad :) seguro que la novela de niall te encantará
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