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jueves, 25 de abril de 2013

NOVELA NIALL & TÚ: CAPÍTULO 5

CAPÍTULO 5: ESCAPADA
NARRAS TÚ:
Nos miramos sorprendidas mientras los chicos nos miraban con caras de diversión.
-¿Os parece divertido?- preguntó Irene enfadada. La conocía demasiado bien y sabía que haría algo inapropiado.
Se puso erguida y salió de casa dando un gran portazo que hizo que me retumbasen los oídos.
Me marché tras ella, pero antes le lancé una mirada de furia a Anna, quien observaba la escena expectante.
Naomi y Paula me siguieron y empezamos a andar hacía una dirección desconocida.
Después de andar varios minutos en silencio, Naomi preguntó:
-¿Hacía donde nos dirigimos?- me miró esperando una respuesta.
-No lo sé- respondí mirando al suelo- solo necesito alejarme de todo durante unas horas. Quiero sentirme libre aunque solo sea por unos instantes.
-¿Os apetece ir al Starbucks?- preguntó Irene sonriente.
-No es mala idea- comentó Paula.
Seguimos andando pero esta vez era Irene la que nos guiaba ya que yo no conocía demasiado bien el camino. Cuando llegamos a la cafetería, una camarera nos recibió en la entrada con una sonrisa y en seguida nos señaló una mesa vacía al fondo del local.
Nos dirigimos a la mesa y cuando llegamos cada una se sentó en una de las cuatro sillas que rodeaban la delicada mesa de madera brillante.
Varios minutos después una camarera vestida con uniforme negro y blanco, se acercó a nosotras con una libreta en la mano.
-¿Qué deseáis tomar?- preguntó abriendo la libreta.
Cada una pedimos una bebida diferente a excepción de Irene que decidió tomar tortitas con nata.
-¿Crees que causarán muchos problemas?- preguntó Paula. Sabía perfectamente que se refería a los chicos, pero Naomi e Irene parecieron no entender la pregunta.
-¿Quiénes?- preguntaron las dos al unísono.
-Me refiero a los chicos de One Direction. ¿Creéis que nos causaran problemas siendo nuestros vecinos?- la última palabra la pronunció con cierta desgana mientras esperaba una respuesta por nuestra parte.
-Creo que después de lo que ha pasado no nos van a molestar más- objeté yo poco convencida.
-Más les vale- gruñó Irene mientras de llenaba la boca de tortitas cobiertas de nata.
Acerqué mi mano hacía un pequeño cubo de color azul, que contenía pajitas de diversos colores. Cogí una y retiré el plástico que la envolvía para después introducirla dentro de mi vaso.
Empecé a beber saboreando el dulce aroma del batido de piña tropical mientras hablaba con las demás sobre los temas que se incluirían en nuestro nuevo álbum.
Cuando miré el reloj este marcaba las 00:30 de la noche y me sobresalté al ver lo tarde que era.
-¡Chicas tenemos que volver a casa!- me levanté de la silla mientras las demás me miraban extrañadas.
-¿Qué hora es?- preguntó Paula haciendo una mueca.
-¡Son las 00:30!- en ese momento la expresión de las chicas cambió para mostrar preocupación.
-¡Tenemos que irnos ya!- se levantaron y corrimos hacía la puerta de la cafetería.
Cuando llegamos a casa los guardias nos abrieron la puerta y entramos lentamente intentando recuperar el aliento.
Recorrimos el pasillo en silencio y subimos las escaleras intentando no hacer ruido.
Lo que más me preocupaba en esos momentos era que Anna se diese cuenta de la hora en la que habíamos vuelto a casa a tan altas horas de la noche.
Entré en mi habitación y me desvestí lo más sigilosamente posible ya que la habitación de Anna estaba enfrente.
Me puse el pijama y rápidamente me metí en la cama para a continuación quedarme profundamente dormida.
*A la mañana siguiente*
Los rayos de sol se filtraban por la ventana iluminándome parte del rostro.
-Me tapé la cara con las sábanas pero la luz del sol era demasiado potente y seguía cegándome con su brillo.
Opté por levantarme y darme una refrescante ducha para despejarme.
Salí del baño envuelta en una toalla blanca que me cubría hasta las rodillas.
Abrí el vestidor y empecé a rebuscar una prenda que nunca antes hubiese llevado.
Encontré esto:



















Decidí ponérmelo y me miré en el espejo.
Me asusté al ver la maraña de pelos enredados que me cubrían la cara.
Entré directamente al baño y cuando terminé de desenredarme el pelo, salí de la habitación y bajé a desayunar.
Allí se encontraban las chicas desayunando y hablando animadamente.
Las notaba muy animadas y su alegría seguramente se debía a que hoy empezábamos la grabación de disco.

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