NARRAS TÚ:
Nos miramos sorprendidas mientras los chicos nos miraban con
caras de diversión.
-¿Os parece divertido?- preguntó Irene enfadada. La conocía
demasiado bien y sabía que haría algo inapropiado.
Se puso erguida y salió de casa dando un gran portazo que
hizo que me retumbasen los oídos.
Me marché tras ella, pero antes le lancé una mirada de furia
a Anna, quien observaba la escena expectante.
Naomi y Paula me siguieron y empezamos a andar hacía una
dirección desconocida.
Después de andar varios minutos en silencio, Naomi preguntó:
-¿Hacía donde nos dirigimos?- me miró esperando una
respuesta.
-No lo sé- respondí mirando al suelo- solo necesito alejarme
de todo durante unas horas. Quiero sentirme libre aunque solo sea por unos
instantes.
-¿Os apetece ir al Starbucks?- preguntó Irene sonriente.
-No es mala idea- comentó Paula.
Seguimos andando pero esta vez era Irene la que nos guiaba
ya que yo no conocía demasiado bien el camino. Cuando llegamos a la cafetería,
una camarera nos recibió en la entrada con una sonrisa y en seguida nos señaló
una mesa vacía al fondo del local.
Nos dirigimos a la mesa y cuando llegamos cada una se sentó
en una de las cuatro sillas que rodeaban la delicada mesa de madera brillante.
Varios minutos después una camarera vestida con uniforme
negro y blanco, se acercó a nosotras con una libreta en la mano.
-¿Qué deseáis tomar?- preguntó abriendo la libreta.
Cada una pedimos una bebida diferente a excepción de Irene
que decidió tomar tortitas con nata.
-¿Crees que causarán muchos problemas?- preguntó Paula.
Sabía perfectamente que se refería a los chicos, pero Naomi e Irene parecieron
no entender la pregunta.
-¿Quiénes?- preguntaron las dos al unísono.
-Me refiero a los chicos de One Direction. ¿Creéis que nos
causaran problemas siendo nuestros vecinos?- la última palabra la pronunció con
cierta desgana mientras esperaba una respuesta por nuestra parte.
-Creo que después de lo que ha pasado no nos van a molestar
más- objeté yo poco convencida.
-Más les vale- gruñó Irene mientras de llenaba la boca de
tortitas cobiertas de nata.
Acerqué mi mano hacía un pequeño cubo de color azul, que
contenía pajitas de diversos colores. Cogí una y retiré el plástico que la
envolvía para después introducirla dentro de mi vaso.
Empecé a beber saboreando el dulce aroma del batido de piña
tropical mientras hablaba con las demás sobre los temas que se incluirían en
nuestro nuevo álbum.
Cuando miré el reloj este marcaba las 00:30 de la noche y me
sobresalté al ver lo tarde que era.
-¡Chicas tenemos que volver a casa!- me levanté de la silla
mientras las demás me miraban extrañadas.
-¿Qué hora es?- preguntó Paula haciendo una mueca.
-¡Son las 00:30!- en ese momento la expresión de las chicas
cambió para mostrar preocupación.
-¡Tenemos que irnos ya!- se levantaron y corrimos hacía la
puerta de la cafetería.
Cuando llegamos a casa los guardias nos abrieron la puerta y
entramos lentamente intentando recuperar el aliento.
Recorrimos el pasillo en silencio y subimos las escaleras
intentando no hacer ruido.
Lo que más me preocupaba en esos momentos era que Anna se
diese cuenta de la hora en la que habíamos vuelto a casa a tan altas horas de
la noche.
Entré en mi habitación y me desvestí lo más sigilosamente
posible ya que la habitación de Anna estaba enfrente.
Me puse el pijama y rápidamente me metí en la cama para a
continuación quedarme profundamente dormida.
*A la mañana siguiente*
Los rayos de sol se filtraban por la ventana iluminándome parte
del rostro.
-Me tapé la cara con las sábanas pero la luz del sol era
demasiado potente y seguía cegándome con su brillo.
Opté por levantarme y darme una refrescante ducha para
despejarme.
Salí del baño envuelta en una toalla blanca que me cubría
hasta las rodillas.
Abrí el vestidor y empecé a rebuscar una prenda que nunca
antes hubiese llevado.
Encontré esto:
Decidí ponérmelo y me miré en el espejo.
Me asusté al ver la maraña de pelos enredados que me cubrían
la cara.
Entré directamente al baño y cuando terminé de desenredarme el pelo, salí de la habitación y bajé a desayunar.
Allí se encontraban las chicas desayunando y hablando animadamente.
Las notaba muy animadas y su alegría seguramente se debía a que hoy empezábamos la grabación de disco.
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