¡Hola!
Quería pedir disculpas por no haber subido capítulo en estas últimas semanas, pero he estado muy ocupada con los exámenes globales y demás.
Hace días intenté subir los últimos capítulo de la novela (os aviso de que no quedan más de cuatro capítulos para el final de la novela) pero me fue imposible poder subirlos ya que se me estropeó el ordenador en el que tenía todos los capítulos escritos y se eliminaron todos, incluidos los que tenía pendientes por subir.
Me temo que tendré que escribirlos de nuevo por lo que tardaré varios días en subir un nuevo capítulo.
Vuelvo a pedir disculpas por la espera y por tardar tanto en subir pero, repito, que he tenido muchos exámenes en estas ultimas semanas y apenas he tenido tiempo para escribir.
Esperaré unos días a ver si me arreglan el ordenador en el que tenía guardados todos los capítulos, pero en caso de no poder recuperarlos, tendré que volver a escribir los que me faltan y quizás tarde una o dos semanas en terminar la novela.
Aprovecho esta oportunidad, para agradeceros por todo el apoyo que me ofrecéis a través de los comentarios que recibo cada vez que hago alguna nueva publicación y por todas las visitas que tiene el blog, gracias a vosotros.
Espero que sigáis visitando el blog y que continuéis leyendo la novela, como lo habéis echo hasta ahora.
Sandra xx
One Direction Blog Star
Este es un blog dedicado a One Direction donde encontrarás todo tipo de información sobre la banda y novelas.
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miércoles, 22 de enero de 2014
miércoles, 8 de enero de 2014
CAPÍTULO 25: ÚLTIMO BESO
Abrí los ojos lentamente, cegándome con la potente luz que
se filtraba por el cristal translucido de la ventana. Miré a ambos lados de la
cama buscando a Liam, pero él no se encontraba allí.
Me incorporé notando leves estallidos de dolor en el
costado. Un hormigueo incesante me corría por el cuello, pero no podía siquiera
tocármelo ya que la enfermera me había colocado un collarín blanco que me
obligaba a mantener el cuello erguido, de modo que se curase más rápidamente.
Me levanté y me puse los zapatos, los cuales reposaban a los píes de la cama,
relucientes.
Tardé varios minutos en ponérmelos ya que el hecho de tener
que doblarme sobre mis propias costillas me provocaba estallidos de dolor por
todo el cuerpo, pero conseguí atármelos.
Me levanté de la cama y me dirigí al baño para asearme, ya
que llevaba varios sin hacerlo y la idea de estar sucia me era poco agradable.
Cuando terminé salí del baño con un gran albornoz blanco
cubriéndome el cuerpo. Mi pelo estaba alborotado y concentrado en una maraña de
pelos enredados que solo sería capaz de desenredar con la ayuda de un peine.
Volví a la cama y me encontré con varias prendas de ropa
puestas sobre la sábana. Estaban perfectamente dobladas y planchadas y
desprendían un olor a detergente que me impregnó las fosas nasales.
Era así:
Sabía que aquello había sido un regalo de Liam, a modo de
despedida, por lo que no debería aceptar aquel detalle pero lo cierto era que
si iba a ver a Zayn tendría que estar presentable y aquella ropa era la
adecuada para aquella ocasión.
Me lo puse sentada en la cama, sin importarme que mi pelo
mojase la tela blanca de la sábana. Cuando terminé me peiné con las manos (no
disponía de un peine en ese momento) y salí al pasillo con una sonrisa. Miré a
ambos lados e hice una mueca al observar las múltiples puertas que se extendían
a través de él.
No sabía ni siquiera donde me encontraba.
Comencé a andar por el pasillo y me interné por aquellos que
le sucedían, mirando las paredes blancas. Tras varios minutos de recorrer
muchos pasillos, todos idénticos entre sí, caí en la cuenta de que estaba
atrapada en una especie de laberinto.
Fruncí el ceño y miré a mi alrededor, buscando alguna
posible puerta que me sirviese como salida de escape. No me gustaba estar en un
sitio desconocido con personas desconocidas. Seguí recorriendo los pasillos con
la esperanza de encontrar la salida pero no hubo ni rastro de ella.
Doblé una esquina y me apoyé en la pared de uno de los
pasillos, esperando a que alguien apareciese y me ayudase a salir de aquel
laberinto.
El tiempo fue pasando y nadie aparecía por allí. Mi cuerpo
se deslizó por la pared blanca y me quedé de cuclillas en el suelo, mirando
fijamente a un punto fijo. Me senté sobre mis piernas y comencé a tararear una
canción que me sabía de memoria.
Step one
you say we need to talk
He walks
you say sit down it's just a talk
He
smiles politely back at you
You
stare politely right on through
Some
sort of window to your right
As he goes
left and you stay right
Between
the lines of fear and blame
And you
begin to wonder why you came
Hice una pausa para respirar profundamente y miré a ambos
lados del pasillo en busca de alguien que por casualidad pasase por allí. Al
comprobar que no había nadie allí, miré al suelo y seguí tarareando la canción,
sin importarme el ruido que esto provocara.
Where did I go wrong, I lost a
friend
Somewhere along in the bitterness
And I would have stayed up with you
all night
Had I known how to save a life
Let him know that you know best
Cause after all you do know best
Try to slip past his defense
Without granting innocence
Lay down a list of what is wrong
The things you've told him all
along
And pray to God he hears you
And pray to God he hears you
Where did I go wrong, I lost a
friend
Somewhere along in the bitterness
And I would have stayed up with you
all night
Had I known how to save a life.
Cuando terminé, me recosté sobre la pared y cerré los ojos.
Inspiré profundamente y esperé a que alguien pasase por allí. Todo fue silencio
durante unos interminables segundos hasta que oí unas leves pisadas seguidas de
unos estruendosos aplausos.
Me giré bruscamente y desde mi posición divisé unas piernas
largas y delgadas cubiertas por un pantalón grisáceo de chándal. Miré hacia
arriba y ahí estaba él, con su amplia sonrisa y esos ojos marrones que
irradiaban tanto amor y dulzura.
-¡Zayn!- grité levantándome de golpe. Me lancé a sus brazos
y oculté mi rostro en su camiseta inhalando su perfume. Olía a metal, cuero y
sudor pero en esos momentos el sudor no estaba entre mis mayores
preocupaciones.
-Princesa- susurró Zayn en mi oído. Escuchar su voz provocó
que miles de corrientes eléctricas me recorrieran el cuerpo por completo.
-¿Qué haces aquí?- pregunté aparatándome de él. Si me
hubiesen encontrado Liam, Harry o incluso Daniel, no me habría sorprendido nada
ya que trabajaban allí y se sabían cada parte de aquel lugar como la palma de
su mano, pero el hecho de que me hubiera encontrado Zayn era demasiado
sospechoso.
-Te he estado siguiendo- respondió con sinceridad. Me
sorprendió que lo hubiese dicho con tanta tranquilidad, sabiendo de antemano
que me enfadaría pero no ocurrió.- La enfermera no me dejaba entrar a verte
porque decía que eso podía alterarte y decidí quedarme a esperarte y como te vi
salir de la habitación, decidí seguirte.
Me explicó con tono inocente. “La enfermera” había dicho, lo
que significaba que no sabía que el que verdaderamente me había estado cuidando
había sido Liam y lo mejor sería que no lo supiese.
Le abracé y rodeé sus caderas con mis brazos atrayéndolo
hacía mí. Alcé la cabeza y le miré enarcando una ceja.
-Así que ahora te dedicas a seguir a chicas que se
encuentran perdidas en medio de un laberintos de pasillos, sin saber por dónde
salir- le dije en tono sarcástico. Sonreí y le miré esperando una respuesta.
-Solo sigo a las chicas que me gustan- susurró mirándome
intensamente a los ojos. Alcé una ceja y le devolví la mirada.
-¿A sí? ¿Y quién es la afortunada que ha conquistado tu
corazón?- me alejé de él, apartando mis brazos de sus caderas. Ladeé la cabeza
y le miré expectante.
Sin decir una palabra se acercó a mí y esta vez fue él el
que rodeó la cintura con sus fuertes y musculosos brazos. Sentí su calor
corporal y me esforcé al máximo por no besarle. No debía hacerlo, no en ese
momento. Debía esperar a que me diese una respuesta a la pregunta que le había
formulado.
-Tú- susurró sobre mis labios y los juntó con ternura. Los dedos temblorosos de Zayn me apretaron
las caderas con fuerza atrayéndome más hacía él. Gemí de placer y seguí el
ritmo del beso.
La electricidad que sentí la primera vez que besé a Zayn,
seguía ahí, escondida en un rincón de mis entrañas esperando el momento
oportuno para salir y llenarme de calor y placer.
Introduje mi lengua en su cavidad bucal y ambas jugaron
entre ellas frenéticamente. Le miré durante un par de segundos y descifré la
expresión de deseo que mostraban sus ojos. Una llama roja, yacía encendida en
el centro de sus pupilas, reavivándose cada vez más a causa del placer que le
causaba degustar mis labios, y que yo degustara los suyos.
Me junté al cuerpo de Zayn hasta que el paso de aíre quedó
bloqueado por ambos cuerpos.
-Zayn…- jadeé recuperando la respiración. La duración y la
intesidad del beso me había dejado sin aíre.
-¿Si?- murmuró apoyando su frente contra la mía.
-Te amo- susurré apoyando mis labios sobre los suyos- y
nunca dejaré de hacerlo.
-¿Crees que yo sí dejaré de hacerlo algún día?- pregunté
separándose un poco de mí con ambas dejas levantadas, formando un irregular
arco.
Reí ante su inesperado chiste y le besé, de nuevo.
Mis manos se concentraron en su estómago, acariciándolo con
suavidad, sin embargo él me paló las manos por los hombros, las manos, la espalda
y cualquier parte de mi cuerpo que estuviese a su alcance. Noté como sus manos
temblaban y dudé un segundo en separarme de él.
El beso no podía haber sido el causante de aquel temblor
extremo, ya que la intensidad de este era calmada, demasiado para mi gusto.
No era tan apasionado como los demás, era casi como un beso
de… despedida.
¿De despedida? No, eso no podía ser posible. Todavía
quedaban muchas horas por delante antes de que llegase el momento de
despedirse.
No quería pensar en eso pero las palabras de Liam llenaron
cada esquina de mi mente.
Intenté que esos pensamientos se desvaneciesen de mi mente
pero no ocurrió. Seguían ahí impidiéndome disfrutar del momento, recordándome
cada segundo que apenas me quedaban horas con Zayn antes de que formase parte
de la compañía que había intentado matarme.
Seguramente él no tuviese certeza de lo que le deparaba el
destino, pero tenía que advertirle. Avisarle de que se separase de aquella
gente que solo quería hacerle daño y persuadirle para que trabajase con ellos.
-Zayn, tengo que decirte algo- susurré sobre sus labios
alejándome de él.
-Dime- asintió levemente con la cabeza permitiéndome hablar.
-Es… sobre la clasificación- comencé a hablar pero Zayn negó
con la cabeza alejándose de mí y llevándose las manos a la cabeza con gesto
resignado.
-______, no quiero hablar de eso ahora- suplicó con tono
triste- solo quiero aprovechar el tiempo que nos queda juntos antes de que…
bueno, antes de que te marches.
Hice una mueca de dolor al oír aquellas palabras. Zayn tenía
puestas todas su esperanzas en volver a verme cuando los meses de entrenamiento
terminasen, pero eso no iba a ser.
-Vale- respondí frunciendo el ceño. Me apoyé en la pared, en
frente de él y dejé que mi cuerpo se deslizara sobre ella hasta que mis piernas
se quedaron completamente extendidas sobre el suelo.
Cerré los ojos y noté la atenta mirada de Zayn sobre mí.
Abrí mi ojo derecho y sonreí. Palmeé con la mano, la zona que tenía justo al
lado e hice un ademán con la mano para que sentase a mi lado.
Me miró durante uno segundos, sopesando la oferta y me miró
con los ojos entrecerrados.
-¿No prefieres que vayamos a la habitación y te ayude a
hacer la maleta?- preguntó señalando el final del pasillo. Al parecer él sí que
sabía cómo salir de aquel laberinto.
Negué con la cabeza y esbocé una sonrisilla tímida.
-No. Quiero pasar las horas que me quedan a tu lado.
Él me miró y aprecié la fascinación.
Volví a palmear el suelo, con frenesí, mirándole desafiante.
-Sr. Malik, creo que no sería de su conveniencia rechazar la
oferta de sentarse al lado de una dama ¿No cree?- pregunté con voz cursi. Él
rió y sentó a mi lado con las piernas estiradas.
Sus piernas eran largas y fuertes, al contrario que las
mías, las cuales eran cortas y flácidas.
Me recosté sobre su hombro y cerré los ojos. No quería
dormirme pero el sueño me invadió y el sueño se adueñó de cada una de las
partes de mi cuerpo.
-_______- me dijo Zayn en un susurro- tienes una voz
preciosa.
Fue lo último que llegué a oír antes de que el sueño me
engullera por completo.
jueves, 26 de diciembre de 2013
CAPÍTULO 24: SECRETOS
-¿Qué?- pregunté con
un hilo de voz. Quise levantarme de la cama, salir de aquella oscura habitación
y enfrentarme a todos los que habían decidido el destino de Zayn- No pueden
hacer eso, no pueden hacerlo…
Chillé casi histérica. Movía los brazos descontroladamente y
mis gritos histéricos retumbaban en la habitación. Liam me observaba
atentamente y tras varios segundos se levantó y salió de la habitación.
-No pueden hacerlo, no pueden hacerlo, no pueden hacerlo-
susurraba en un intento constante por calmarme. Mi voz sonaba quebradiza pero
necesitaba gritar y desahogarme. Tras varios minutos de soledad en la
habitación, Liam entró acompañado de una mujer vestida de blanco.
Al verla mis sollozos aumentaron de intensidad. ¿Qué quería
hacer Liam conmigo? ¿Había sido todo una trampa?
-________, te presento a Sophia, ella cuidará de ti en mi
ausencia- dijo Liam con una sonrisa. Después se acercó a mi oído y pegó su
rostro contra el mío.- No te va a hacer daño.
Su susurró fue apenas aludible pero conseguí oírlo. No fue
muy reconfortante para mí ya que seguía sollozando pero me había dejado claro
que él estaba de mi parte. La mujer tendría entre treinta y treinta y cinco
años y vestía con una bata banca que le llegaba hasta las rodillas. Sin decir
ni una sola palabra abrió el maletín azul que sostenía en su mano derecha y
sacó de él una jeringuilla.
Se acercó a mí sosteniéndola con delicadeza y me sonrió
dulcemente antes de acercarme la jeringuilla al brazo.
-¿Qué es eso?- pregunté secándome las lágrimas de los ojos.
-Morflina- respondió la mujer acercando la jeringuilla a la
parte interior de mi codo. Aparté el brazo con brusquedad cuando comprendí lo
que pretendía y la fulminé con la mirada.
-¿Para qué sirve?- pregunté entrecerrando los ojos. Hice un
gran esfuerzo por no echarme a llorar de nuevo, pero sabía hacerlo solo
empeoraría las cosas.
-Es para… relajarte- me respondió Sophia sin desviar los
ojos de mi brazo.
-¡No me vas a inyectar nada!- grité de repente.- ¡Todo es
una táctica para matarme!
Me situé lo más lejos de la mujer que pude. Agarrándome
a la pata de una de las sillas para no
caerme.
-Solo va a ser un pequeño pinchazo y verás como después te
sientes mejor- me sonrió con la jeringuilla aún en la mano.
-¡No!- grité con la voz ronca. Al ver que la miraba
amenazante la apartó de mí y salió de la habitación. Segundos después volvió
acompañada de Liam, el cual me miraba con el ceño fruncido.
-______- dijo sentándose a mi lado en la cama de al lado-
deja que Sophia haga su trabajo.
-¿Su trabajo es matarme?- pregunté con voz chillona. No
quería que me inyectase nada y menos aún si no tenía ni idea de qué era lo que
me iba a inyectar- ¿Y si la ha enviado Daniel para que me mate?
Liam puso los ojos en blanco y me sostuvo la cara entre las
manos.
-Mientras estés conmigo nadie te va a hacer daño- susurró
muy cerca de mí, demasiado quizás. Le miré a los ojos y supe que no mentía, que
mientras estuviese con él nada malo me ocurriría.
Entonces, noté un dolor agudo en la parte interior del codo,
como si me hubiesen clavado algo. Me giré bruscamente y ví una jeringuilla del
tamaño de mi antebrazo, clavada en mi brazo.
Quise arrancarla de mi piel pero ya era demasiado tarde.
Todo mi cuerpo comenzó a relajarse a una velocidad de vértigo. Los párpados me
pesaban demasiado como para soportar tenerlos abiertos así que dejé que se
cerraran, poco a poco, induciéndome a un extraño mundo dentro de la
inconsciencia.
……..
Desperté presa del pánico
por la pesadilla que se había colado en mis sueños.
-¡Ayuda!- grité incorporándome de golpe en la cama. Miré a
mi alrededor y me dí cuenta de que seguía en aquella habitación.
-Shh- susurró alguien acariciándome el pelo con suavidad. Me
giré y vi a Liam sentadoa mi lado, con profundas ojeras azuladas debajo de los
ojos.
-¿Cuánto tiempo he estado durmiendo?- pregunté con voz dura.
-Cuatro días- dijo él mordiéndose el labio inferior. Le miré
con los ojos como platos incapaz de creer lo que me acababa de decir.
-¡¿Cuatro días!?-
exclamé asustada- ¿Cómo he podido dormir tanto?
-El efecto de la morflina tarda bastante en pasarse- me
explicó Liam rascándose la nuca.
Le fulminé con la mirada y me senté en el colchón, apoyando
mis pies descalzos en el suelo. Me levanté y al hacerlo noté un agudo dolor en
las costillas pero lo ignoré.
-¿Dónde vas?- se apresuró a preguntar Harry agarrándome por
el codo. Me zafé de su agarre y seguí andando hacía la puerta del baño.
Afortunadamente aún seguía vestida con el vestido el cual estaba manchado y
roto por ciertas zonas bastante íntimas.
-Tengo que ir a buscar a mis amigas y decirles que estoy
bien- contesté sin parame y mirarlo a los ojos.
“Y a Zayn” pensé con una sonrisa tímida. El hecho de poder
volver a verle, me reconfortaba más que ninguna otra cosa en el mundo.
-No- gruñó Liam interponiéndose en mi camino. Cruzó los
brazos sobre el pecho y me miró con furia.- He avisado a todos de que estás
enferma y que no podrías participar en las actividades durante varios días.
-¿Y a Zayn?- pregunté con un hilo de voz. No me agradaba
preguntarle aquello precisamente a él pero era la única forma que tenía de
asegurarme de que Zayn no estaría vagando por el internado buscándome y
preocupado por mí.
-Sí, a él también se lo he dicho- gruñó Liam haciendo una
mueca- aunque me ha exigido verte. Al oír aquello una sonrisa de felicidad de
dibujó en mi cara.
-¿Y qué le has dicho?- pregunté enarcando una ceja.
-Que estabas en la enfermería- respondió él haciendo un
ademán con la mano. – pero le he prohibido el paso porque necesitabas
descansar.
-¿Por qué lo has hecho?- pregunté enfurecida. Lo que más
deseaba en esos momentos era ver a Zayn y lo que menos deseaba era que Liam le
impidiese verme.
-Si pudiese entrar a verte, comenzaría a hacerte preguntas y
te puedo asegurar que no es nada seguro que se entere de que casi te matan- al
oír sus últimas palabras me estremecí al recordar la pesadilla por la que pasé
antes de llegar a la habitación donde me encontraba, que seguramente sería la
enfermería.
Varias lágrimas se deslizaron por mis párpados y rodaron por
mis mejillas.
-Necesito verle- susurré mirándo al suelo.
-Y lo harás- dijo Liam- mañana, todos los que se
clasificaron podrán salir de este internado y vivir en cualquier lugar del
mundo.
-¿Mañana podré irme?- pregunté con un chispa de esperanza
surgiendo dentro de mi.
-Sí- respondió cogiéndome en brazos. Me llevó hasta la cama
y me colocó en el colchón con precaución para no hacerme daño. Me miró y se
sentó a mi lado acunándome la cara con su mano. Me acarició la mejilla dulcemente
durante un par de segundos .
-Gracias- susurré y caí en un profundo sueño del que no
despertaría hasta la mañana siguiente.
sábado, 14 de diciembre de 2013
CAPÍTULO 23: “AYUDA”
Vi como el secuestrador extendía una
tela negra alrededor de mis ojos, apretándola con fuerza en mi nuca. No podía
ver ni distinguir nada, solo podía esperar a que ocurriese algún milagro.
Luchaba por respirar, lo cual se me hacía demasiado difícil
por el hecho de tener varias manos tapándome la boca con fuerza. Otras dos
manos me agarraban fuertemente de los brazos, inmovilizándome. En total eran
dos personas, en caso de que no hubiese nadie más dirigiéndoles.
-Por aquí- dijo una voz que no me sonaba nada. Me
arrastraron por las baldosas del suelo hasta que llegamos a una zona donde el
aíre se respiraba con dificultad. Oía las pisadas delante de mí y un gruñido
por parte del chico que me sostenía los brazos con fuerza.
-Daniel, pesa demasiado- gruñó uno de los chicos que me
sostenía fuertemente por la espalda.
¿Daniel? ¿Qué hacía ahí él? Se suponía que estaba hablando
con Liam a no ser que… él también estuviese involucrado en aquel asunto.
-Déjala ahí- dijo el que supuse que era Daniel. Caí de
bruces sobre algo duro y rocoso; el suelo.
Gemí e intenté levantarme pero antes de que pudiese completar la acción
un golpe aterrizó contra mi costado derecho tirándome de nuevo al suelo.
-Levántala, venga.
Forcejeé y me retorcí de nuevo en un intento por escapar del
agarre que sus ásperas manos ejercían sobre sus brazos. Grité pero sabía que
eso solo me traería severas consecuencias ya que nadie sería capaz de oírme
desde aquel lugar.
Unas manos me agarraron fuertemente de la cintura y me lanzaron
hacía algo sólido y duro lo cual me golpeó en la espalda quemándome por dentro.
A juzgar por su grosor y curvatura debería de ser una barandilla metálica. Jadeé y noté unas manos sobre mi espalda.
Las manos ejercían mucha fuerza sobre mi espalda por lo que
me vi obligada a arquear la espalda sobre la barandilla para aflojar la presión
de las manos en mi columna.
Mis píes dejaron de tocar el suelo y por unos instantes
deseé saber qué era lo que había detrás de la barandilla en la que amenazaba
por caer.
-Vaya, vaya, la señorita ______ está en apuros- se burló uno
de los chicos- ¡Llamad a Zayn para que venga a rescatarla!
Su voz sonó chillona y cursi, intentando imitar la mía
aunque no lo consiguió.
-Creo que ya no volverá a escuchar conversaciones ajenas
nunca más- opinó Daniel agarrándome del pelo.
Grité de dolor pero lo único que
conseguí con eso fue que tirase más y más del pelo, haciéndome cada vez más
daño.
-Creo que no vivirá para eso- sus risotadas más que de
alegría eran de venganza.
Daniel aflojó su agarre sobre mi pelo y mis brazos por lo
que aproveché aquella oportunidad para correr y escapar de allí. Me retorcí y
caí al suelo raspándome la rodilla contra el rocoso suelo de piedra.
Un brazo se aproximó a mi cara y lo mordí con todas mis fuerzas
notando el sabor a sangre en mi boca. Oí un grito de dolor seguido de un
chasquido. Algo duro me golpeó la cara y un dolor cálido me recorrió la mejilla
derecha.
El chico cuyo brazo estaría destrozado por mi reciente
mordisco, me tiró al suelo utilizando sus dos manos. Me golpeé el codo contra la roca pero fui lo
suficientemente ágil como para llevarme las manos a la cabeza y quitarme la
venda de los ojos de un rápido movimiento.
No tuve tiempo de dislumbrar la escena ya que un pie
aterrizó contra mi ojo derecho impactando contra él con fuerza.
Grité y jadeé dolorida por el reciente impacto.
El dolor era insoportable y no pude evitar soltar algunas
lágrimas que me resultaron frías en
comparación con el cálido y continuo dolor que me recorría el cuerpo.
Con mucho esfuerzo me incorporé y observé la escena que
tenía delante de mí.
Era demasiado borrosa pero entre las figuras difuminadas que
tenía delante conseguí ver a Liam, el cuál había dejado a uno de los chicos
tirado en el suelo, sin sentido por el puñetazo que le había propinado en la
mandíbula.
Noté como alguien me levantaba cogiéndome de los hombros y
después me agarraba del cuello con fuerza. La mano que me agarraba por el
cuello se contrajo impidiendo el paso de aire a mis pulmones. Mis articulaciones
comenzaron a moverse descontroladamente en busca de aíre con el que poder
recobrar la normalidad.
Mis pulmones se contraían pidiendo aíre pero Daniel apretaba
su mano contra mi tráquea impidiendo el paso de aíre. Tras varios segundos de
lucha noté como uno puntos negros se alzaban sobre mi campo de visión haciendo
que la imagen se volviese completamente vidriosa y oscura.
Oí un grito y noté como la mano de Daniel dejaba de
presionar mi garganta. Caí al suelo jadeando, recuperando el aíre mientras me masajeaba
el cuello dolorido.
-Ayuda- grazné con un hilo de voz.
Cerré los ojos, y unas manos me envolvieron los brazos justo
en la zona en la que se unen con los hombros. Me levantó por encima de la
barandilla y me apretó contra su pecho para cargarme en brazos, situando uno de
sus brazos bajo mis rodillas.
Mi cuerpo se relajó y perdí el sentido notando como una
brisa fresca me zarandeaba de un lado a otro.
……
Abrí los ojos lentamente, esperando encontrarme con alguna
otra escena desgarradora que me hiciese temblar de terror pero no ocurrió nada
de eso.
Busqué con la mirada a alguien o algo que pudiese agredirme
pero no encontré nada más que la cama donde me encontraba tumbada y una pequeña
mesilla de madera con una lámpara en ella.
La puerta de la habitación se abrió de un fuerte estruendo
dejando al descubierto una anatomía fuerte y robusta. Me encogí sobre el
colchón y gemí al notar un punzante dolor sobre mi costado derecho.
La figura se detuvo en medio de la oscuridad de la
habitación y me miró con los ojos brillantes. Se acercó a mí y cuando estuvo a
apenas escasos centímetros cerré los ojos y grité con todas mis fuerzas.
-No me hagas daño por favor- supliqué con las lágrimas
mojando la sábana que había sobre mí.
-Shh- dijo una voz muy familiar- no voy a hacerte daño.
-¿Liam?- mis ojos consiguieron adaptarse a la ténue luz que
ofrecía la lámpara y observé el rostro de Liam.
-Estoy aquí- susurró agarrándome de la mano y acariciándola
con suavidad. Aquel gesto de afecto me desconcertó pero decidí no prestar
demasiado a las emociones que me en ese momento me inundaban por completo.
-Zayn- grazné con la voz rota. Recordé como estuve a punto
de morir estrangulada por Daniel. Si no hubiera sido por Liam… yo estaría
muerta.
Varias lágrimas saladas se deslizaron por mis mejillas hasta
llegar a mi barbilla donde llegaban a parar a la costura de la sábana.
-Eh, no llores- me consoló Liam con tono compasivo- lo malo
ya ha pasado. Conmigo estás a salvo.
<< Conmigo >> una palabra muy fácil de
pronunciaba que despertaba miles de sentimientos en mí. Con él estaría segura
pero ¿Qué pasaría cuando estuviese completamente sin la constancia y la
protección de un hombre?
Negué con la cabeza y la apoyé sobre su hombro sollozando.
Aquella postura era tan cómoda que cuando Liam quiso levantarse de la cama
gruñí impidiéndole levantarse.
-No te vayas- supliqué con los ojos rojos. Me miró durante
unos largos segundos y se volvió a sentar a mi lado. Le devolví la mirada y me
complació no encontrar lástima en sus ojos. No me habría gustado que sintiese
eso por mí.
Me recosté sobre la almohada y cerré los ojos disfrutando la
paz que se respiraba en aquella habitación.
-¿Quién es Daniel?- pregunté con la voz ronca. Mis cuerdas
vocales habían sido víctimas del intento de estrangulamiento por parte de
Daniel, por lo que no podía hablar mucho ni muy alto.
-Es el director de este internado- respondió Liam con voz
firme. Abrí los ojos y le observé cuidadosamente.
Tenía la frente tensa y los
ojos fijos en algún lugar de la habitación. Respiraba entrecortadamente, como
si estuviese reviviendo algún recuerdo desde lo más profundo de sus entrañas.
Agité una de mis manos delante de sus ojos para que me prestase
atención y lo hizo.
-¿Por qué lo preguntas?- preguntó frunciendo el ceño.
-Lo oí todo- dije con un hilo de voz- aquella conversación
que tuviste con ese tal Daniel, cuando hablabais de Zayn.
Su rostro empalideció considerablemente y em asusté al pensar
que quizás haber estado presente en esa conversación, haberla escuchado, no
traería buenas consecuencias.
-¿Qué fue exactamente lo que oíste?- preguntó con cautela.
-Pues…- fruncí el ceño intentando recordar los detalles- Que
Daniel había amañado la categoría para poder retener a Zayn porque según él es
“Demasiado valioso”- acomillé con los dedos las dos últimas palabras.
Miré a
Liam el cuál me miraba fijamente sopesando su respuesta.
-¿No oíste nada más?- preguntó con voz pasiva. Intentaba
mantener la calma pero el temblor de sus manos le delataba.
-No- respondí secamente- ¿Qué planean hacer con Zayn?
¿Matarle, torturarle, obligarle a hacer trabajos sucios para vuestra
organización?
A medida que fui hablando mis palabras fueron aumentando de
tono por lo que mi última palabra fue prácticamente un grito de indignación.
-No es lo que tú crees- murmuró Liam entre dientes.-
-¿A no? ¿Entonces por qué Daniel quiere retenerlo
aquí?- pregunté con los ojos vidriosos. Respiré
profundamente para calmarme. Si quería obtener respuestas debería hacerlo de la
mejor manera posible.
-Eh… Zayn es… especial- me dijo Liam mirando al suelo. Me
quedé pensativa durante unos segundos sopesando sus palabras.
“¿Qué habrá querido decir con “Especial”?” preguntó una voz
en mi interior. Me encogí de hombros y decidí hacerle aquella pregunta
personalmente.
-A qué te refieres con que es especial- pregunté ladeando la
cabeza. Noté un agudo aguijoneo en el cuello al moverlo e hice una mueca de
dolor. Liam me miró preocupado pero yo hice un ademán con la mano, quitándole
importancia.
-Él… tiene una habilidad especial- me explicó Liam con
cuidado de no decir algo de lo que más tarde se arrepintiera- es difícil
encontrar a alguien con esas habilidades físicas y mentales. Y Zayn es una de
esas personas.
Sonreí al oír aquello. Zayn, me había abierto las puertas de
su corazón mostrándome su lado dulce y sensible. Para mí era una de las
personas más románticas y cariñosas que había conocido en mi vida pero las
personas que me rodeaban no compartían la misma opinión que yo.
Para ellos era el típico chico fuerte y guapo que va de
matón por la vida creyéndose el mejor, y ese no era él en realidad. El
verdadero Zayn era el chico del que yo me enamoré y al cual no olvidaría nunca.
-¿Qué piensan hacer con él?- pregunté con voz severa. Mi
estado emocional había dado un cambio brusco, más de lo que me hubiera gustado.
-No lo sé.
Miró al suelo evitando mirarme y pude notar el cinísmo en su
voz. Era un pésimo mentiroso.
-Mientes fatal ¿Lo sabías?- sonreí cuando me miró
indiferente, como si esperase de antemano que me diese cuenta de que me estaba
mintiendo.
-Me lo suelen decir.
Se encogió de hombros y esperó a que volviese a preguntar
pero no lo hice. Pasaron varios minutos hasta que pensé bien la pregunta, ya
que sería la última que le haría.
-¿Qué crees que harán con él o que le obligarán a hacer?-
pregunté cabizbaja. Quiz´s habría sido demasiado arriesgado preguntar aquello
ya que Liam podría pensar que mi único interés era saber lo que planeaban, pero
necesitaba defender a Zayn y alejarle del futuro que le esperaba.
-Eh… se supone que tengo porhibido revelar datos importantes
como estos- dijo Liam y añadió en un susurró- pero por ser tú te facilitaré la
información.
Abrí os ojos como platos y asentí ignorando el dolor que
aquel movimiento había implicado.
-Bien, cuando Daniel y los instructores de este internado o
cualquiera de los otros internados que tenemos en todos Estados Unidos,
encuentra a un chico con una fuerza física y mental demasiado alta, decide
someterle a varias pruebas y cuando se aseguran de su capacidad física les
obligan a trabajar para la policía o para los servicios de espinaje
>> Normalmente les suelen enviar a
organizaciones donde los preparan y los obligan a luchar por la paz, pero hace
varias semanas, este y muchos más internados se aliaron con una organización.
-¿Una
organización?- pregunté frunciendo el ceño. Me había prometido a mí misma no
volver a preguntarle nada a Liam que estuviese relacionado con aquel tema pero
todo se estaba volviendo demasiado interesante como para quedarme con las ganas
de preguntar.
-Es… la
misma organización que mandó a uno de los suyos para que te secuestrara-
susurró Liam con un hilo de voz- Lo más probable es que obliguen a Zayn a
trabajar para ellos.
martes, 10 de diciembre de 2013
CAPÍTULO 22: CLASIFICACIÓN
Tardé varios segundos en reaccionar por lo que Zayn comenzó
a preocuparse.
-¿______? ¿Te encuentras bien?- preguntó Zayn tomando mi
cara entre la cálida palma de sus manos. Asentí sin quitar la vista de la cama
con dosel.
-¿Qué es esto, Zayn?- pregunté señalando la cama con el dedo
índice.
Él me miro y sonrió con timidez.
-Bueno, creí que quizás tú querías… pues eso…- se rascó la
nuca en busca de una respuesta que no sonase demasiado grosera pero no la
encontró.
-¿Te refieres a sexo?- pregunté con el ceño fruncido- ¿Crees que solo estoy contigo por el sexo?
-¿Te refieres a sexo?- pregunté con el ceño fruncido- ¿Crees que solo estoy contigo por el sexo?
Mis manos pasaron a ser puños y mi mirada reflejaba la
frustración que sentía en esos momentos. No me podía creer que Zayn pensase que
estaba con el solo para tener relaciones sexuales.
-No me refería a eso…- murmuró Zayn cabizbajo.
-Si quisiera estar con alguien para tener sexo, te puedo asegurar que no te habría elegido a ti- dije con furia aunque segundos después me arrepentí de haberlo dicho. No era lo que quería decir.
-¿Qué quieres decir con que “No te habría elegido a ti?- preguntó con el ceño fruncido- ¿Acaso no me quieres?
-Si quisiera estar con alguien para tener sexo, te puedo asegurar que no te habría elegido a ti- dije con furia aunque segundos después me arrepentí de haberlo dicho. No era lo que quería decir.
-¿Qué quieres decir con que “No te habría elegido a ti?- preguntó con el ceño fruncido- ¿Acaso no me quieres?
Me masajeé las sienes intentando calmarme. Todo se estaba
saliendo de lugar.
-Zayn, yo te quiero como a nada en este mundo pero…- hice
una pausa para retener las lágrimas que amenazaban con asomar por mis ojos- no
creo que pudiera jugar con tus sentimientos de una manera tan cruel.
Tras varios segundos de silencio entre nosotros, Zayn sonrió
y me besó apasionadamente.
Sus manos pasaron de mi estómago a mi cuello. Agarré sus
brazos con fuerza y me aferré a ellos como fuente de resistencia. Sus besos
eran irresistiblemente apasionados y eso me hacía sentir una corriente de
adrenalina recorriéndome la espalda.
-Te amo- susurró en mi oído. Me estremecí al notar su suave
aliento en mi cuello y él pareció notarlo ya que se apartó de mí con un sabe
desliz. Me observó durante unos pocos segundos y me cogió de la mano.
Me llevó hasta la
cama y allí se sentó él y me sentó en su regazo. Comenzó a acariciarme el pelo
introduciendo sus delicadas manos en él. Me giró el rostro y me besó con tanta
intensidad que caí de lado en el colchón.
Este comenzó a desabrocharme el vestido con movimientos
ágiles pero antes de que pudiese terminar de hacerlo le aparté la mano con
delicadeza elaborando mis próximas en mi mente.
-Zayn, no estoy preparada- susurré intentando que mis
palabras no hiciesen eco entre los árboles.
Él me miró confuso
pero su expresión se suavizó al ver cómo me temblaban las manos.
-No te preocupes preciosa- dijo con una sonrisa cálida- si
es eso lo que quieres lo respetaré. Se tumbó en la cama y palmeó con la mano el
lado de la cama que estaba a su lado, pidiéndome que se tumbase a su lado.
Me recosté sobre su pecho y noté su respiración apresurada. Miré
hacia arriba y contemplé aquella maravilla de escenario que tenía a la vista.
Toda una constelación de estrellas se alzaba majestuosamente sobre nuestras
cabezas, irradiando luz y belleza.
Solté un suspiro tras darme cuenta de todo lo que habría
tenido que pasar Zayn para poder complacerme llevando aquella enorme cama al
jardín. No era un simple jardín con árboles y flores de colores chillones, era
el jardín donde conocí a Zayn, era nuestro
jardín.
-Gracias- dije girándome sobre su pecho para poder mirarle a
los ojos.
-¿Por qué?- preguntó levantando la cabeza para estar a la misma altura que yo.
-Por todas las cosas que has hecho por mí- susurré con un hilo de voz.
-Haría cualquier cosa por verte sonreír- antes de dejarme responder me besó en los labios rápidamente, por lo que no pude disfrutar del beso como me habría gustado pero notar sus labios sobre los míos era más de lo que jamás me habría podido imaginar.
-¿Por qué?- preguntó levantando la cabeza para estar a la misma altura que yo.
-Por todas las cosas que has hecho por mí- susurré con un hilo de voz.
-Haría cualquier cosa por verte sonreír- antes de dejarme responder me besó en los labios rápidamente, por lo que no pude disfrutar del beso como me habría gustado pero notar sus labios sobre los míos era más de lo que jamás me habría podido imaginar.
Mis ojos se deslizaron a través de la oscuridad que se
extendía a través de los árboles.
-Creo que debemos volver a la sala de entrenamiento- objetó
Zayn incorporándose. Le miré y asentí seriamente. No tenía ganas de volver y
enfrentarme a todas las miradas de curiosidad por parte de los cotillas que se
interesaban más en las vidas ajenas que en sus propias vidas.
Me levanté de la cama y me alisé el vestido. Inspiré el
suave aroma a rosas y agarré la mano de Zayn con fuerza. Nos sonreímos
mutuamente y nos dirigimos a la sala de entrenamiento con paso moderado. Cuando
llegamos Harry se encontraba subido en un gran atril de madera donde decía algo
en voz alta.
Entramos en la sala intentando pasar desapercibidos pero antes de pudiésemos encontrar un buen
sitio donde sentarnos, todas las miradas se dirigieron a nosotros. Harry me
lanzó una mirada fugaz y siguió leyendo en voz alta sin prestarme demasiada
atención.
Desde el fondo de la sala ví como una mano se alzaba en el
aire haciéndonos señales para que nos acercásemos y yo tiré de Zayn para
dirigirle donde María nos señalaba con la mano.
-Hola ______- dijo en un susurro apenas aludible.
-Hola- dije observando a Harry con cautela.- ¿Dónde está Alexandra?- pregunté mirándo a mi alrededor. Detrás de mí se encontraba Daniela, observando a Harry con tal ensimismamiento que ni siquiera se percató de mi presencia.
-Hola- dije observando a Harry con cautela.- ¿Dónde está Alexandra?- pregunté mirándo a mi alrededor. Detrás de mí se encontraba Daniela, observando a Harry con tal ensimismamiento que ni siquiera se percató de mi presencia.
-Está con Niall- bufó ella señalándome un punto de la
habitación completamente oscuro. Distinguí dos figuras en la oscuridad pero no
podía verlas con nitidez así que tuve con conformarme con saber que estaban en
esa zona.
Asentí y presté atención a Harry el cuál le acababa de ceder
el puesto en el pequeño escenario iluminado por un tenue foco de luz.
-Ha llegado el momento definitivo. El momento en el que el
entrenamiento y todo lo que conlleva haberlo sobrellevado con éxito se
celebren.- dijo Liam sosteniendo el micrófono con ambas manos- Haremos una
clasificación con las personas de cada grupo que tengan más capacidad física
para luchar y defenderse y los que queden entre los 10 primeros tendrán la
oportunidad de escoger un lugar donde vivir alrededor del mundo.
Los murmullos inundaron la sala aumentando de intensidad por
cada segundo que pasaba. Liam dio golpecitos con los dedos en el micrófono
esperando a que los murmullos cesaran pero al ver que esto no ocurría gritó.
-¡Silencio!- el eco de su voz resonó en la habitación
durante varios segundos hasta que el sonido de extinguió por completo. La cara
de Liam estaba roja de la rabia y tardó varios segundos en volver a su color
natural.
-Los que no hayan conseguido estar entre los 10 mejores de cada grupo podrán quedarse en el internado entrenando durante varios meses más o podrán graduarse en el servicio de espionaje que tenemos a nuestra disposición.
-Los que no hayan conseguido estar entre los 10 mejores de cada grupo podrán quedarse en el internado entrenando durante varios meses más o podrán graduarse en el servicio de espionaje que tenemos a nuestra disposición.
Contuve la respiración al oír aquello. ¿Qué pasaría si no
conseguía estar entre los 10 mejores del equipo de entrenamiento? ¿Tendría que
quedarme allí durante varios meses más sin ver a Zayn?
Sacudí la cabeza y pestañeé rápidamente alejando las
lágrimas de mis ojos. No quería que eso ocurriera.
Proyectaremos en esta pantalla la clasificación final por lo
que sabréis cuál ha sido el puesto que habéis obtenido.
1. Austin.
2. Niall.
3. Stephen.
4. _______
5. Daniela.
6. María.
7. Joe.
8. Alexandra.
9. Ashton.
10. Tania.
Oí gritos de alegría y lamentos por parte de la multitud que saltaba y gritaba alegrada. Intenté moverme pero mis articulaciones no respondían. Revisé la clasificación en busca del nombre de Zayn pero no apareció por ningún lado.
1. Austin.
2. Niall.
3. Stephen.
4. _______
5. Daniela.
6. María.
7. Joe.
8. Alexandra.
9. Ashton.
10. Tania.
Oí gritos de alegría y lamentos por parte de la multitud que saltaba y gritaba alegrada. Intenté moverme pero mis articulaciones no respondían. Revisé la clasificación en busca del nombre de Zayn pero no apareció por ningún lado.
“No ha conseguido clasificarse”
me lamente en mi foro interior. Dejé que las lágrimas fluyesen por mis ojos y
se resbalasen por mis mejillas humedeciéndolas. No podía dejar que Zayn se
alejase de mí pero no había otra cosa que estuviese en mi mano.
-_____, cielo- susurró Zayn en mi
oído en un intento por felicitarme aunque pude notar la amargura en su voz-
Felicidades.
Le miré a los ojos y me sequé las
lágrimas con fiereza.
-¿Por qué… no has podido
clasificarte?- pregunté luchando contra las lágrimas que se desbordaban contra
mis ojos.
-No lo sé, preciosa- me respondió juntando sus labios con los míos en un intento por calmarme. En ese momento, en ese preciso instante fue cuando me di cuenta de la razón por la que Zayn no se había clasificado.
-No lo sé, preciosa- me respondió juntando sus labios con los míos en un intento por calmarme. En ese momento, en ese preciso instante fue cuando me di cuenta de la razón por la que Zayn no se había clasificado.
Había perdido dos combates y para
que una persona consiguiese clasificarse solo podría haber perdido un combate.
Uno de los combates que Zayn perdió fue contra Austin, el cuál casi lo mata a
golpes y el otro… el otro combate fue contra mí.
El hecho de que me dejase ganar
simplemente porque no quería hacerme daño había supuesto que no pudiera
clasificarse. Todo había sido por mi culpa.
-No- susurré horrorizada. Me
levanté de golpe y corrí hacía la salida en busca de alguien que pudiese
arreglar aquel malentendido. Zayn no se merecía aquello simplemente por haberme
dejado ganar en un combate en el que era él el que tenía que haber resultado
ganador.
Grité y caí al suelo presa del
pánico. No podía ni quería soportar estar sin Zayn sabiendo que nuestra
separación había sido por mi culpa, aunque solo fuesen unos meses, no lo
soportaría.
Necesitaba decírselo a alguien
para que solucionase aquel problema y la solución apareció delante de mis ojos.
Liam salió de la sala de
entrenamiento por una de las puertas laterales y anduvo rápidamente por el
largo pasillo hasta que giró en sentido opuesto. Me levanté del suelo y corrí
detrás de él.
Intenté que al correr, los
tacones que llevaban no hiciesen mucho ruido pero al ver que mi plan no
funcionaba opté por quitármelos y dejarlos en medio del pasillo. Seguí corriedo
para alcanzar a Liam pero cuando llegué a la esquina oí voces provenientes de
una de las habitaciones que conectaban con la pared en la que estaba apoyada.
-Liam ¿Qué haces aquí?- oí que le
preguntaba una voz grave y autoritaria. Dí un respingo cuando me di cuenta de
que esa voz era exactamente la misma que había oído en el pasillo hacía varias
semanas cuando estaba en el baño de la habitación.
-¿Por qué lo has hecho?- preguntó él con fiereza.
-No sé de qué me estás hablando.
-¿Por qué has amañado la clasificación?- preguntó con sequedad. Me tapé la boca con la mano en un intento por ahogar una exclamación.
-¿Yo? Yo no echo absolutamente nada- se excusó el chico saliendo de la habitación. Me pegué contra la pared y contuve el aliento, rezando por que no pasase por el pasillo en el que yo me encontraba.
-Daniel, me lo han contado todo- dijo Liam.
-¿A si? ¿Quién?- la voz de Daniel sonó áspera y dura, como si le temiese a algo.
-Eric- murmuró Liam entre dientes.
-¿Lo dices por haber dejado fuera de la clasificación a ese tal Zayn Malik?- preguntó Daniel con tono burlón. Noté la apresurada respiración de Liam y los músculos del cuello se me tensaron.
-Si, me refiero a eso.
-Bien te diré la verdad- espetó Daniel- es demasiado valioso como para dejarlo vivir en cualquier lugar del mundo. Sus capacidades físicas y mentales son demasiado elevadas como para dejarle ir así como así.
-¿Por qué lo has hecho?- preguntó él con fiereza.
-No sé de qué me estás hablando.
-¿Por qué has amañado la clasificación?- preguntó con sequedad. Me tapé la boca con la mano en un intento por ahogar una exclamación.
-¿Yo? Yo no echo absolutamente nada- se excusó el chico saliendo de la habitación. Me pegué contra la pared y contuve el aliento, rezando por que no pasase por el pasillo en el que yo me encontraba.
-Daniel, me lo han contado todo- dijo Liam.
-¿A si? ¿Quién?- la voz de Daniel sonó áspera y dura, como si le temiese a algo.
-Eric- murmuró Liam entre dientes.
-¿Lo dices por haber dejado fuera de la clasificación a ese tal Zayn Malik?- preguntó Daniel con tono burlón. Noté la apresurada respiración de Liam y los músculos del cuello se me tensaron.
-Si, me refiero a eso.
-Bien te diré la verdad- espetó Daniel- es demasiado valioso como para dejarlo vivir en cualquier lugar del mundo. Sus capacidades físicas y mentales son demasiado elevadas como para dejarle ir así como así.
Al oír aquello retrocedí de forma
automática dando pasos lentos pero precisos.
Entonces alguien me agarró por
detrás.
Comencé a gritar, pero una mano
áspera me tapó la boca impidiéndome gritar. Me revolví pero los brazos que me
sujetaban no mostraban debilidad alguna. Eran demasiado fuertes como para
luchar contra ellos.
¿Qué pasaría ahora?
¿Qué pasaría ahora?
sábado, 7 de diciembre de 2013
CAPÍTULO 21: CELEBRACIÓN
Pasaron varias semanas desde aquella noche. Los días
transcurrían con rapidez sin ninguna novedad que no fuesen los moretones o las
heridas que nos hacíamos los unos a los otros en los combates en los que Liam
nos obligaba a combatir.
El peor momento que recuerdo fue quizás cuando tuve que
luchar contra Alexandra…
Nos encontrábamos todos en un círculo alrededor de la zona de combate
donde Liam nombraría a la próxima pareja que lucharía.
-_______ contra Alexandra- dijo Liam con tono áspero. Alexandra comenzó
a andar hacía el círculo de combate pero yo me quedé quieta en mi sitio. Zayn
me empujó suavemente hacía el círculo y me situé en frente de Alexandra.
Antes de que Liam tocase el silbato que llevaba colgado del cuello,
Alexandra pronunció la palabra “Suerte” con los labios. Sonreí dándole ánimos y
el silbato sonó indicando el comienzo de la pelea.
Miré a Alexandra y cuando quise darme cuenta esta había depositado un
fuerte puñetazo en mi mandíbula. Me tambaleé y la miré sorprendida.
-Lo siento- dijo con voz inocente mientras me abalanzaba sobre ella.
Por un momento me olvidé de que era una de mis mejores amigas. La pateé las
costillas y después la dí un puñetazo en la tripa tirándola al suelo.
Ella gimió de dolor pero consiguió levantarse y recuperar las fuerzas
suficientes como para propinarme un puñetazo en la nariz. La agarré del pelo y
tiré de ella hacía atrás provocándole un gran dolo, a juzgar por el alarido de
dolor que pegó.
Me cogió de la camiseta y me lanzó contra la pared que había detrás de
nosotras con tanta fuerza que apenas logré mantenerme en pie. Se acercó a mí
echa una furia y me golpeó el pómulo con fuerza. Caí al suelo y me quedé allí
tumbada y dolorida.
Me pateó la tripa varias veces y no paró hasta que no gemí de dolor.
Liam comenzó a contar la cuenta regresiva, los segundos que me quedaban
para levantarme y seguir luchando. Si se acababa el tiempo perdería el combate.
Estaba demasiado dolorida como para levantarme y seguir luchando por lo que
decidí quedarme allí y esperar a que esos infinitos segundos terminasen.
10, 9, 8, 7, 6, 6, 5, 4, 3, 2, 1.
-El tiempo ha terminado.- anunció Liam- la ganadora es Alexandra.
Miré a Alexandra e intenté esbozar una sonrisa felicitándola por su
victoria pero la sonrisa se convirtió en una mueca de dolor.
-Que alguien la lleve a la enfermería- gruñó Liam saliendo de la sala
de entrenamiento. Ví como una gran multitud se agolpaba a mi alrededor y una
figura masculina se abría paso entre el gentío y se situaba delante de mí.
Me agarró por la cintura y me situó en su hombro, de modo que mi torso
colgaba por su espalda y mis piernas por su pecho. Inhalé su profundo aroma
reconociendo a aquella persona… Zayn.
Dio unos cuantos pasos y solo pude oír los gritos de angustia de
Alexandra antes de caer en un profundo sueño.
Cuando el recuerdo terminó, seguí caminando hacía la sala de
entrenamiento donde se celebraría la fiesta de finalización del entrenamiento y
la entrega de premios. Solo los mejores luchadores
ganarían un premio de reconocimiento por su talento en la lucha libre.
Por un momento deseé poder llevarme aquel premio pero no
podía ser codiciosa, además de que no tenía posibilidad alguna de ganarlo ya
que había perdido muchos de los combates en los que había participado.
Horas antes de la celebración Alexandra (la cual se había
disculpado un millar de veces por aquel violento ataque de ira en el combate)
María, Daniela y yo decidimos pedir permiso para que nos dejaran la tarde libre
y que así pudiésemos ir a la cuidad a comprar algunos vestidos.
Harry nos permitió ir a la cuidad con la condición de que
fuésemos con algún chico y así lo hicimos. Alexandra persuadió a Niall para que
nos acompañara y este así lo hizo. Desde que nos lo presentó, Alexandra no le
quitaba el ojo de encima y siempre que podía estaba a su lado. Se notaba que
había química entre ellos, aunque ninguno de los dos quisiese admitirlo…
Hubiera deseado que Zayn nos acompañara pero era demasiado
arriesgado ya que nadie sabía que teníamos una “relación” y por el momento no
queríamos que nadie lo supiese.
Pasamos por las tiendas más lujosas de NY hasta que llegamos
a una cuyos vestidos tenían la tela más cara y más bonita que había visto en mi
vida.
María me convenció en gastar todos mis ahorros en un
conjunto que según ella era el adecuado para la entrega de premios. No pude
negarme ya que el vestido me encantaba así que decidí comprármelo.
Era así:
Caminé lentamente agarrada hasta que llegué a la sala de
entrenamiento. Busqué con la mirada a Daniela, Alexandra y María las cuales se
encontraban en una esquina de la habitación junto a la mesa de las tartas.
-¡Chicas!- exclamé con entusiasmo. Las tres volvieron su
mirada hacía mí y sonrieron animadas.
-¡Wow!- exclamó Daniela dando una vuelta a mi alrededor
mirándome de arriba abajo.
-Te dije que ese conjunto te iba a quedar de maravilla- me
recordó María con una sonrisa de autosuficiencia. Puse los ojos en blanco y
asentí dándole la razón.
-¿Dónde está Alexandra?- pregunté mirándo a mi alrededor.
-Con Niall- respondió Daniela señalando el centro de la sala
de entrenamiento.
Miré hacía la dirección donde ella señalaba y divisé a Niall
y a Alexandra riéndose entre ellos. Aquella escena me causó mucha ternura.
Ojalá pudiese yo actuar así en público con Zayn…
Volví la mirada hacía las chicas y las encontré mirando a un
punto fijo en el horizonte, justo detrás de mí.
-¿Qué pasa?- pregunté sin siquiera girarme.
-Zayn- bufó María alejándose de donde nos encontrábamos. Me
giré y me encontré con Zayn en frente de mí.
-¡Zayn!- exclamé y me lancé a sus brazos. Él me rodeó con
sus fuertes brazos envolviéndome en un cálido abrazo.
-Hola, princesa- me dijo besándome la mejilla. Tenía una
mano oculta tras su espalda por lo que su agarre no era muy firme como para
aguantar todo mi peso. Me separé de él y entrecerré los ojos intentando
averiguar qué era lo que tenía en la otra mano.
-¿Qué llevas ahí?- pregunté con el ceño fruncido.
-Eh… nada- respondió nerviosamente.
-Eres un pésimo mentiroso ¿Lo sabías?- enarqué una ceja y me
crucé de brazos esperando a que Zayn me enseñase lo que tenía o que al menos me
dijese la verdad.
-Esto… es para ti- dijo y un precioso ramo de flores surgió
de su espalda. Estaba compuesto por rosas rojas, mis favoritas. ¿Cómo había
sabido Zayn cuales eran mis flores favoritas?
Dejé pasar aquel detalle por alto y me lancé a sus brazos
sin importarme lo que pensaran los demás. Él me acogió con el ramo de flores
aún en su mano derecha y sonrió de oreja a oreja. Noté como la gente que se
encontraba a nuestro alrededor nos miraban expectantes pero en aquellos
momentos, nada me importaba.
-¿Crees que besarte sería demasiado arriesgado?- preguntó
Zayn frunciendo el entrecejo.
-La verdad es que me da lo mismo- sonreí y le besé en los
labios con ternura. El beso apenas duró unos segundos ya que el grito ahogado
de Daniela irrumpió de llano en aquel magnífico momento que acababa de vivir junto
a Zayn.
-Ven conmigo- me susurró en el oído. Asentí y le seguí pero
antes de eso, le lancé una mirada burlona a Daniela la cual nos miraba a Zayn y
a mí con la boca abierta por la sorpresa. Salimos de la estancia adentrándonos
en la espesa oscuridad del pasillo.
Me agarré a la mano de Zayn con fuerza, para no tropezar y
caerme. En cuanto a los tacones, no había sido muy buena idea escoger un
calzado tan alto…
Tras recorrer varios pasillos que me parecieron
interminablemente largos llegamos a una pequeña sala tenuemente iluminada. Miré
a ambos lados y dislumbré una puerta corredera de cristal en una de las
paredes.
-Cierra los ojos- me susurró Zayn con delicadeza. Fruncí el
ceño extrañada pero hice lo que me había pedido. Colocó sus manos en mi cintura
y las presionó suavemente incitándome a andar.
Avanzamos varios pasos hasta entrar en una zona que parecía
estar mucho más iluminada que la habitación anterior. Una suave brisa me erizó
el bello de los brazos, pero seguí sin abrir los ojos.
-Ya puedes abrirlos- dijo Zayn a mi espalda. Su presencia
era tan agradable como abrasadora y no sabía cuánto tiempo podría aguantar sin
besarlo.
Abrí los ojos lentamente, dislumbrando el lugar donde me
encontraba. La luz era demasiado brillante por lo que tarde varios segundos en
acostumbrarme a su intensidad pero cuando lo hice solté una exclamación
ahogada.
-Zayn… esto es precioso- dije con la voz entrecortada por la
emoción- Gracias.
Los árboles de hojas rosáceas reflejaban su belleza,
iluminados por pequeñas bombillas de colores fluorescentes que les daban un
aspecto más divertido. Había dos hileras de árboles y en medio de ellas un
estrecho pasillo con rosas esparcidas por él.
El ambiente era cálido y húmedo y un olor dulce y fresco
predominaba en el ambiente.
Me giré hacía él y me sorprendió observar la forma en la que
me miraba,
-¿Qué pasa?- pregunté toqueteándome el vestido en busca de
alguna imperfección que le fuese divertida.
-¿Te había dicho antes lo preciosa que eres?- se acercó a mí
y junto su pecho con el mío. Noté como las mejillas se teñían de un color
rojillo chillón que daban a entender lo avergonzada que me sentía.
Escondí el rostro en su camiseta blanca y esbocé una tímida
sonrisa. Antes de que pudiese reaccionar, me agarró de una mano y tiré de mí
arrastrándome por el pasadizo cubierto de pétalos de flores.
Miré a mi alrededor intentando localizar el motivo por el
que Zayn había decidido llevarme allí hasta que me dí cuenta de lo que había en
el centro del jardín.
Dí un respingo al ver aquello. ¿Una cama? Estaba cubierta
por sábanas blancas y un dosel rosa pálido que caía en cascada sobre la
almohada.
¿Para qué necesitaríamos una cama?
jueves, 5 de diciembre de 2013
CAPÍTULO 20:
Sus labios se juntaron con los míos con frenetismo. Sus
manos me rozaron el cuello hasta descender a mis hombros.
Una de sus manos descendió por mi brazo hasta llegar a mi
muñeca, con la otra me acunó la mandíbula para levantarme la cara y que tuviese
más acceso a mis labios.
Trató de besarme con suavidad pero el fuego que me hacía
sentir se propagó por cada uno de los rincones de mi cuerpo, haciéndolo
estallar en llamas.
Sus labios saborearon los míos, disfrutando del momento como
si no volviese a ocurrir nunca. Anudé las manos en su pelo arrimándolo más a
mí, como si fuese posible estar más cerca de lo que ya estábamos.
Poco a poco levantó su cuerpo del suelo, impulsado por su
mano derecha. Le envolví la cintura con las piernas, tomando la pared como
punto de apoyo. Su lengua se enredó con la mía y no quedó parte alguna en mi
mente que no fuera invadida por el deseo que me invadía.
Me aparté de su boca para respirar y sus labios me
chamuscaron el cuello en su camino hacía abajo.
Escondí la cara entre su pelo
para inhalar su aroma.
-Esta vez no me has besado por obligación- jadeó Zayn en mi
oído recuperando la respiración.
Asentí con la cabeza y escondí mi cara en su cuello
impregnándome de su aroma natural. Él me cogió la mano y acercó su boca a mi
oído. El tacto de sus labios me dio estremeció pero él pareció no notarlo.
-Te amo- susurró en mi oído. Me estremecí al oírle decir
aquello y esta vez sí que pareció notarlo ya que me rodeó con sus brazos
envolviéndome en un cálido abrazo.
Se oyeron voces desde el fondo del pasillo, por lo que nos
deshicimos del abrazo rápidamente. La voz de Alexandra hizo eco en las paredes
llegando hacía nosotros.
-¡Chicos!- gritó Niall desde el fondo del pasillo. Pasaron
varios segundos hasta que estuvo delante de nosotros cruzado de brazos. A sus
lados se encontraban María y Alexandra, la cual le miraba embobada.
-¿Qué hacíais aquí solos?- preguntó ella enarcando una ceja.
-Eh… yo… la estaba enseñando el camino al baño- mintió Zayn.
La mentira resultó convincente para Niall y Alexandra pero la sospecha acechaba
en los ojos de María.
-¿Es qué no conoces el camino?- preguntó ella intentando
sonar dulce. Miré a Zayn de reojo el cual estaba incluso más nervioso que yo.
Si había todo aquel infierno solo para ocultar que me amaba
¿Qué pasaría si por culpa de mi incoherencia le descubrían?
-Sí, pero hay tantas habitaciones y pasillos que podría
perderme- solté una risita para hacer la mentira más creíble pero la expresión
de desconfianza de María no cambió.
-¿Y qué hacéis aquí, solos?-
preguntó haciendo énfasis en la última palabra- El baño está por allí.
Señaló con el dedo la zona que había detrás de nosotros y
efectivamente había un baño.
-Eh… pues es que…- Zayn comenzó a hablar y le agradecí la
interrupción ya que me estaba quedando sin ideas.
-¿Esto es un interrogatorio?- gruñó Zayn de mala manera-
Creo que no tengo que dar explicaciones de lo que hago o dejo de hacer
Le miré sorprendido y antes de irse me tocó la mano
disimuladamente con cariño. Cuando desapareció en la oscuridad del pasillo,
resoplé y volví a mirar a Daniela, cuya expresión no mostraba para nada
felicidad.
-Es un capullo- murmuró María entre dientes acoplándose a la
conversación que mantenían Niall y Alexandra. Me quedé quieta durante unos
instantes prestando atención a su tema de conversación. “Los libros” estaban hablando sobre sus temas de lectura favoritos
y no era algo que me interesase por lo que decidí marcharme y buscar algún
medio de entretenimiento.
Atravesé varios pasillos hasta llegar de nuevo al comedor
donde divisé a lo lejos a Daniela, hablando con Harry.
Al verme, me hizo un gesto con la mano para que me acercase
a ellos. Anduve lentamente hasta llegar a la mesa donde Daniela y Harry
conversaban animadamente.
-¡______!- exclamó Daniela dándole palmaditas a la silla
situada justo a su lado. Me senté y observé a Harry con una sonrisa.
-______, hace mucho tiempo que no te veía- dijo Harry
mirándome fijamente.
Asentí devolviéndole la sonrisa. No tenía ganas de hlabar.
Simplemente quería recordar aquel momento con Zayn.
Ese momento en el que solo existíamos él y yo. Ese momento
en el que su fuego me atrapaba quemándome por dentro. Daniela y Harry
comenzaron a hablar sobre sus aficciones sin siquiera darse cuenta de que me
habían marginado por completo.
-Yo… estoy bastante cansada- me excusé levantándome de la
mesa- si no os importa me voy a la cama.
Daniela asintió y ambos se despidieron de mí con la mano.
Suspiré aliviada cuando salí del comedor.
……..
Entré en el dormitorio y avancé a través de las filas de
literas hasta llegar a la mía. Me dirigí al baño para ponerme el pijama, pero
cuando iba a girar el manillar de la puerta oí unas voces procedentes de él.
-Tienes que proteger esos archivos como sea, Peter- sugirió
una voz desde el fondo de uno de los pasillos que conectaban con el baño al que
acababa de entrar.
-Están muy seguros en la sala de control. Allí solo tengo
acceso yo y Daniel- espetó una voz masculina que no había oído nunca antes.
-Más te vale que no caigan en manos equivocadas- le advirtió
la voz que había hablado al principio- Por tu propio bien.
Oí pasos alejarse y me permití el lujo de asomarme por la
puerta de salida del baño pero todo estaba demasiado oscuro como para
distinguir algo que me ayudase averiguar a qué personas se estaba refiriendo.
Lo único que sabía era que un supuesto Peter escondía unos
archivos a los que solo tenía acceso él y un tal Daniel. Por lo visto esos
archivos eran demasiado importantes como para dejarlos caer en manos equivocada
y eso hacía del enigma un asunto mucho más interesante.
De repente oí el chirrido de la puerta de la habitación al
abrirse y pasos apresurados. Me escondí detrás de la puerta del baño deseando
que fuera quien fuese no me encontrase. La puerta en la que yo me encontraba escondida
se abrió de un fuerte golpe.
Contuve la respiración y cerré los ojos deseando poder
camuflarme en la oscuridad que reinaba en el ambiente.
-¡TE PILLÉ!- gritó alguien en mi oído. Un grito ahogado
salió de mi garganta y por acto reflejo me alejé de allí. Abrí la puerta con la
esperanza de huir de allí pero una mano suave y fina agarró mi muñeca.
Comencé a retorcerme ante el fuerte agarre de mi agresor pero
unas palabras tranquilizadoras me hicieron parar en seco.
-Soy yo preciosa- era incapaz de no reconocer esa voz por lo
que al oírla mi cuerpo se relajó por completo.
Zayn me atrajo hacía él y con un movimiento rápido me colocó
de manera que sus ojos estuviesen a la misma altura que los míos.
-¿Qué haces…- quise preguntar pero mis palabras se vieron interrumpidas
por el susurro de Zayn.
-Shhh- susurró él presionando su dedo índice contra mis
labios.
Se acercó a mi rostro y colocó su mano en mi mentón.
Nuestros labios se fusionaron en una mezcla explosiva de amor y pasión. Deslicé
mis manos por sus marcados abdominales hasta llegar a su cintura. Mis manos
subieron lentamente por sus brazos hasta llegar a su cara. Toqué su nariz, sus
pómulos y saboreé sus labios hasta que la falta de respiración se hizo presente
entre nosotros.
Me alejé de él jadeando, por el esfuerzo que había requerido
aquel beso. Una vez que hubimos recuperado el aliento, Zayn me agarró de la
muñeca suavemente y me llevó hasta la litera donde yo dormía.
Las sábanas yacían completamente estiradas sobre el colchón.
Zayn se sentó en él y yo me senté en su regazo acariciándole la mandíbula.
Nos quedamos varios segundos en silencio hasta que se le
ocurrió decir:
-¿Cuándo nos ha pasado esto?
-¿El qué?- pregunté mirándole a los ojos.
-Estar… enamorados- la última palabra fue un susurro que apenas
llegó a mis oídos. Me encogí de hombros incapaz de responder a una pregunta
cuya respuesta estaba ausente en mi mente.
-Porque ¿Tú me amas verdad?- preguntó Zayn cautelosamente.
Pensé la respuesta durante un par de segundos antes de
responder:
-Sí- fueron mis últimas palabras antes de caer en la
inconsciencia inducida por el sueño.
CAPITULO 19: "TE AMO"
Comencé a desmigajar la magdalena integral con
los dedos, dejando las migas esparcidas por toda la mesa. En comedor del
internado era un lugar ruidoso lleno de gente que se contaban las anécdotas más
graciosas que les habían pasado durante el día.
Daniela hablaba desenfrenadamente acerca de lo
guapo y de lo enamorada que resultaba estar de su instructor Harry.
Alexandra y María se reían al compás por las
divertidas historias que Daniela les contaba. Sin duda su grupo de entrenamiento
era más animado que el nuestro.
-¿Qué piensas acerca de eso?- me preguntó
Daniela observando los trocitos de magdalena desperdigados por la mesa.
-Eh… ¿Qué?- pregunté haciéndome la tonta. En
verdad, no tenía ni la más remota idea de lo que me estaba hablando. Había
estado demasiado ocupada sumida en mis asuntos y no la había prestado atención.
-¿No nos estabas escuchando?- preguntó María
frunciendo el ceño. Daniela enarcó una ceja intentando parecer indignada pero
su intento fue en vano.
-Yo… estaba… pensando en lo que había pasado
hoy- me excusé con timidez. Todas parecieron creérselo pero Daniela me miró
sospechando.
-¿Qué ha pasado hoy?- preguntó mirando a María
para le explicase lo que esta deseaba saber.
-Bueno… ha habido un pequeño accidente en el
acantilado al que íbamos a ir para hacer una actividad- explicó María
gesticulando con las manos.
-¿Accidente?
-Sí, Liam obligó a _______ a saltar por el
borde y como no sabía nadar Zayn tuvo que rescatarla- esta vez la que habló fue
Alexandra.
Noté la mirada divertida de Daniela sobre mí y
bajé la cabeza avergonzada. Mis mejillas se volvieron de un color rojizo en
poco menos de un minuto.
Todas empezaron a reírse descontroladamente y
yo las imité intentando quitarle importancia al asunto.
-Vaya, vaya… así que el chico enamorado salva
a su princesa- objetó Daniela con sarcasmo. Aquella frase me dejó bastante
trastocada a pesar de que no sabía a lo que se refería. Se hizo una largo
silencio.
Volví a levantar la mirada y pude observar
como Alexandra fulminaba a Daniela con la mirada por haber dicho aquello.
-¿A qué te referías con eso Daniela?- pregunté
con curiosidad.
-A nada- contestó María rápidamente.
Me encogí de hombros y decidí no insistir en
aquel tema.
-Chicas, venid os quiero presentar a alguien-
dijo Alexandra con una gran sonrisa. Atravesamos el comedor y llegamos a una
mesa donde varios chicos reían de forma estrepitosa.
-¡Niall!- gritó Alexandra llamando la atención
de un chico rubio con ojos azules. Era más bien bajito y delgado, con el
flequillo cayéndole por la frente.
Sonrió al vernos y se acercó a Alexandra para
darla un abrazo. Me sorprendió ver que había tanta confianza entre ellos ya que
apenas les había visto juntas.
-Chicas os presento a Niall, un amigo de la
infancia- dijo Alexandra extendiendo los brazos hacía él.
-Esta es _____- me presentó señalándome.
-Ella es María- volvió a señalar a María con
su dedo índice.
-Daniela- sonrió con dulzura y nos invitó a
sentarnos en la mesa que compartía con otros chicos. Me senté en frente de un chico
de pelo oscuro, cuya cara era apenas visible debido a la escasa iluminación del
lugar. Le miré durante unos segundos y él me devolvió la mirada dejándome
helada. Era… él.
-Zayn ¿Conoces a ______?- preguntó Niall
mirándonos con curiosidad.
Abrí los ojos como platos al oír aquello.
Sabía que la pregunta iba con segundas intenciones.
-Como para no conocerla- murmuró Zayn entre
dientes removiendo con el tenedor los guisantes que había en su plato.
-¿La rescataste esta mañana cierto?- preguntó
Daniela con segundas intenciones.
-Si.
-¿Y por qué lo hiciste?- pregunté
automáticamente. Tras varios segundos de reflexión me dí cuenta de la estupidez
que había cometido haciéndole esa pregunta a Zayn.
-Si no lo hacía yo no la haría nadie, así que
no tenía más remedio.
Al oír aquello me quedé totalmente paralizada.
¿Me había salvado simplemente por obligación? Esperé a que todos retomaran el
tema de conversación donde lo habían dejado antes de interrogar a Zayn, para
ocultar mi rostro entre las sombras del comedor.
Varias lágrimas saladas rodaron por mis
mejillas. Me las segué rápidamente pero otras volvieron a ocupar su lugar.
Intenté no ser demasiado obvia en cuanto a mis lágrimas pero el hecho de tener
a Zayn enfrente de mí observándome no ayudaba en absoluto.
Le pillé varias veces mirándome de soslayo
pero no le dí importancia alguna. Al fin y al cabo, no le agradaba y nunca
llegaría a hacerlo.
Finalmente le miré con los ojos rojos y
humedecidos y él me miró con compasión.
-Eh… yo, tengo que ir al baño- me excusé levantándome
de la mesa. Giré la cabeza rápidamente para que nadie presenciara mis lágrimas
y corrí hacía el pasillo sin importarme si llamaba la atención. Corrí y corrí
buscando algún lugar donde esconderme y finalmente encontré un pequeño hueco y
me senté allí.
Las lágrimas amenazaban con volver a mi rostro
pero conseguí contenerme justo antes de que la esbelta y delgada figura de Zayn
apareciese delante de mí.
“¿Es que no piensa dejar de seguirme?” pensé
frustrada.
Zayn se sentó a mi lado, recostado sobre la
pared.
-¿Y ese cambio de actitud?- preguntó
mirándome. La tenue luz iluminaba la mitad de su cara, dejando la otra a mercer
de la oscuridad.
-¿Y ese estallido de sarcasmo?- pregunté
entrecerrando los ojos. Zayn pareció entender a lo que me refería ya que
estalló en carcajadas.- ¿Qué es lo que te hace tanta gracia?- pregunté furiosa.
Zayn me miró y por unos segundos noté
compasión en su mirada.
-Te refieres a lo de por qué te salvé la vida
¿Verdad?- preguntó con una sonrisa en sus labios. Me estremecí al oír aquello.
Dicho por Zayn sonaba mucho más normal de lo que habría sido. No todos los días
se le salvaba la vida a alguien…
Asentí mirándole a los ojos. Apretó los labios
hasta formar una fina línea apenas visible con la luz de la bombilla que
colgaba delante de nosotros.
-Bien, eso no ha sido un “estallido de
sarcasmo”- acomilló las dos últimas palabras con los dedos- es simplemente una
mentira.
Abrí los ojos como platos.
-¿A… a qué te refieres con “mentira”?
-Te estoy hablando con todo el sentido literal
de la palabra. He mentido, eso es todo- respondió con una sonrisa, como si lo
que estuviese diciendo no tuviese ninguna importancia.
Cabía la posibilidad de que para él haber
dicho aquello fuese lo más normal del mundo, pero para mí, no lo era. Acababa
de admitir que no me había salvado por obligación sino por algo más. Pero… ¿Qué
era eso que le había impulsado a salvarme la vida?
-¿Y por qué lo has hecho?- pregunté ladeando
la cabeza. Aquella conversación se estaba tornando interesante.
-Porque… no quiero admitirlo- susurró como si
temiera que alguien le escuchara.
-¿Qué es lo que no quieres admitir?- pregunté
frunciendo el ceño. Todo aquello se estaba volviendo demasiado confuso.
-Que… - dejo la frase en el aíre dejando que
las palabras se consumieran en el ambiente.
-¿Qué?- pregunté impaciente. Aquello se estaba
volviendo demasiado misterioso.
¿Por qué habría tenido que mentir Zayn? ¿Qué
motivos tenía para hacerlo?
-Porque te amo- dijo sin pensárselo dos veces.
Le miré sorprendida incapaz de reaccionar ante aquella confesión.
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