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sábado, 21 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 5: LA HUIDA.

El timbre de la puerta sonó varias veces, despertándome por completo. Me froté los ojos y cuando hube despertado por completo, visualicé una bandeja que contenía varias tostadas con mermeladas  y un tazón con leche caliente.

Mis ojos brillaron al contemplar aquel manjar, y no pude evitar soltar una exclamación por la emoción. 

Devoré las tostadas  con entusiasmo y cuando hube terminado me bebí la leche de un solo trago.

Mi estómago rugió pidiendo más comida pero tuve que conformarme con las migas que quedaban en el plato.

Me había concentrado tanto en el desayuno que Louis me había preparado que no había caído en la cuenta de que este tenía visita, a juzgar por las voces y risas que se oían en el salón.

Me levanté y me asomé a la puerta de la habitación intentando ver las siluetas de los visitantes cuya identidad era totalmente desconocida para mí. Permanecí con la oreja pegada a la puerta durante varios minutos hasta que las voces fueron disminuyendo de tono hasta convertirse en un susurro apenas perceptible.

Me separé de la puerta y volví a recostarme sobre el colchón que había acabado por amoldarse a mi cuerpo. El pomo de la puerta giró y tres siluetas aparecieron de la nada. La luz era tenue por lo que no fui capaz de apreciar sus rostros con precisión.

-Es ella- dijo una voz demasiado conocida como para no reconocerla- Es ________- la voz de Louis fue aumentando de tono hasta convertirse en una exclamación.

Comenzaron a susurrar algo en un idioma totalmente desconocido para mí, por lo que me fue imposible entender la conversación.

Tras varios minutos de sufrimiento para mí, por no ser capaz de entender lo que decían, dejaron la conversación de lado y salieron de la habitación, dejándome sola y encerrada.

-Es mi única oportunidad de escapar- pensé en voz alta, lo que no fue muy buena elección por mi parte ya que alguien podría estar vigilándome detrás de las cuatro paredes donde me encontraba encerrada.

Esperé varios minutos, a que Louis y las personas que le acompañaran retomaran la conversación donde la habían dejado, para poder escapar sin ser vista.

Pasaron segundos, minutos y no llego a recordar si alguna hora, pero se me hacía imposible escapar debido a la presión que ejercía el terror sobre mí. Estaba demasiado asustada como para intentar escapar de un lugar que ni siquiera conocía.

¿Y si no lograba escapar y Louis se daba cuenta de mi intento de fuga?
¿Y si me castigaba por haber desobedecido sus órdenes?

Sacudí la cabeza intentando ahuyentar los malos pensamientos y me llené de valor. Me levanté de un rápido movimiento y giré el pomo de la puerta intentando abrirla, sin embargo esta permanecía cerrada.

Toqueteé mi pelo en busca de unas de esas horquillas que siempre utilizaba y efectivamente encontré una enredada en una maraña de pelos. Observé aquel trozo de metal fino durante varios segundos meditando la posibilidad de abrir la puerta con la horquilla y al final me decante por aquella opción ya que todas las demás eran demasiado arriesgadas.

Introduje la horquilla en el pomo de la puerta y le di varias vueltas de modo que pudiese abrirla pero no funcionó. Lo volví a intentar pero siguió sin dar resultado.

-A la tercera va la vencida- pensé dándome fuerzas para intentarlo una vez más, sin embargo ninguna de las tres veces que lo había intentado habían dado resultado.

Me apoyé en la pared, cansada de intentar hacer algo bien por una vez. No tenía escapatoria y por mucho que me doliese tenía que aceptarlo. Justo cuando iba a tirar la toalla y darme por vencida, cuando no me quedaban esperanzas de escapar, una idea atravesó mi mente.

Me levanté de un salto y me acerqué a la pared más lejana de la puerta. Comencé a correr hacía la puerta y cuando estuve a apenas varios centímetros me abalancé sobre ella, derrumbándola.

Me quedé quieta durante varios segundos, alerta de cualquier movimiento proveniente de Louis o de los visitantes, sin embargo todo mantuvo la calma habitual.

Me levanté con cuidado de no clavarme ninguna de las múltiples astillas que cubrían el suelo de mármol. Me extrañó bastante que no hubiesen llegado a oír el estruendo que había causado la puerta al derrumbarse pero aquello había sido lo mejor que me podía haber sucedido.

De repente oí pasos y voces a través del pasillo que comunicaba la habitación con el salón. Maldecí y comencé a correr por los largos pasillos sin siquiera saber a dónde me dirigía. Las voces me seguían muy de cerca, tan cerca que parecía que estaban justo detrás de mí.

Subí por unas escaleras de caracol con cuidado de no hacer demasiado ruido y justo cuando estaba terminando de subirlas les vi.

Louis iba acompañado de dos jóvenes, un chico y una chica.

El chico era alto, guapo y tenía el pelo castaño, repleto de rizos que animaban su expresión cómica. La chica era más bien bajita y delgada. Tenía el pelo largo, con abundantes rizos castaños.

Reaccioné segundos después de que Zayn se diese cuenta de mi presencia y comenzase a subir por la escalera a la velocidad de la luz.

Comencé a correr por los pasillos con el miedo corriéndome por las venas. Dejé mi mente en blanco y me concentré en correr y encontrar una salida para salir de aquel lugar.

Llegué a un gran ventanal de cristal abierto de par en par. Me asomé cautelosamente y divisé la altura a la que me encontraba. Podía divisar un gran campo con flores y espesos árboles rodeándolo todo. Había un gran estanque a pocos metros de la zona donde aterrizaría en caso de que decidiese escoger el ventanal como medio de escape.

Miré a mi alrededor en busca de otra salida pero no logré encontrar nada que me sirviese como objeto de huida por lo que tuve que buscar un plan para huir por el amplio ventanal.

-El agua del estanque amortiguará el golpe- pensé agarrándome al ventanal dispuesta a saltar. Sabía perfectamente que lo más probable era que muriese intentando aquella locura de escape, sin embargo era mi única salida.

Respiré hondo y salté al vació. Las frías aguas del estanque golpearon con fuerza todo mi cuerpo. Comencé a hundirme bajo la presión que el agua ejercía sobre mí. Intenté nadar pero un cansancio me inundó impidiéndomelo.

¿Qué me pasaba? Mis articulaciones no respondían, y estaba comenzando a notar la falta de oxígeno en mi cuerpo. Agité los brazos y esta vez sí que obedecieron a mis órdenes aunque ya era demasiado tarde.


Mis constantes vitales no respondían, lo que significaba que no tardaría en perder el sentido y fue justamente lo que ocurrió. Mis ojos comenzaron a cerrarse sin que me diese cuanta y en varios segundos perdí el sentido por completo.


2 comentarios:

  1. Rayitaaaaaaa!!!!!
    Viveeeeeeeeeee PLEASE VIIIIVEEEEE

    Oh oh que pasara

    Alex!!! :3

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  2. OMG! viveeee que pasara despues?
    Siguela

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