Subí las escaleras que daban a mi habitación, arrastrando
los pies. La cena había transcurrido mejor de lo que me esperaba ya que las
chicas eran todas bastante agradables, a excepción de algunas que solo
intentaban llamar la atención.
Abrí la puerta de la habitación y me abalancé sobre la cama,
deseando quedarme dormida. Tras varios minutos de reflexión caí en un profundo
sueño que no duró mucho ya que me desperté varias horas después, incapaz de
volver a conciliar el sueño.
Me levanté de la cama y salí de la habitación a tientas,
debido a la oscuridad que lo inundaba todo a su alrededor.
Bajé las escaleras con cuidado de no tropezarme con nada.
Bajé a la planta de abajo y comencé a recorrer los largos e interminables
pasillos que se extendían indefinidamente a lo largo del edificio. Llegué a un pequeño
salón con varios sofás y una pequeña mesa de caoba decorada con un mantel
bordado con tela de seda.
Recorrí la estancia con la mirada y visualicé una pequeña
puerta de cristal que permanecía medio abierta, dejando que el frío del
amanecer se filtrase por ella.
Me acerqué lentamente y la abrí completamente, de modo que
pude observar un extenso y amplio jardín donde crecían hermosas flores de todas
las tonalidades y tamaños posibles.
Comencé a pasear por el jardín observándolo todo a mí
alrededor.
Encontré varios bancos situados al lado de una pequeña
fuente que escupía finos chorros de agua. Me senté y contemplé el paisaje,
iluminado por la tenue luz de la luna.
Reflexioné acerca de todo lo que había pasado en tan solo un
día. Todo había sucedido demasiado rápido. Dejé caer mi cabeza entre mis manos,
intentando que las lágrimas no saliesen de mis ojos, lo que no sirvió de mucho
ya que a los pocos segundos tenía el rostro humedecido.
-Hola- dijo una voz detrás de mí. En vez de girarme, me
dediqué a secarme las lágrimas lo más disimuladamente posible. A juzgar por su
voz era un chico.
Este se sentó en el banco y me dedicó una rápida mirada,
pero decidí no mirarle.
No quería que notase que había estado llorando y comenzase a
hacerme un interrogatorio como todos solían hacerlo en este tipo de casos.
-¿Eres nueva verdad?- preguntó el chico cuya voz sonaba
dulce y cálida.
Asentí levantando la mirada para mirar al chico a los ojos.
Para mi sorpresa era el mismo chico que había entrado en mi habitación para
entregarme las toallas.
-¿Cómo te llamas?- preguntó él intentando captar mi
atención.
-________ ¿Y tú?- pregunté toqueteando los pétalos de una
flor que había encontrado tirada en el suelo.
-Yo soy Zayn- dijo él esbozando una sonrisa. Asentí
intentando disimular el gran desinterés que sentía por él y por su vida. No
quería parecer maleducada pero no me interesaban ni la vida ni los problemas de
nadie.
Ya tenía suficiente con mis problemas como para resolver los
problemas de los demás.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí?- pregunté mirándole a los ojos.
Esos ojos marrones tan profundos que acababa de descubrir.
-Varios años- dijo Zayn con una sonrisa- casi ni me acuerdo
del tiempo que he pasado encerado en este internado
-¿Por qué llegaste?- yo misma me sorprendí ante mi propia
pregunta ya que aquello no era precisamente lo que me habría interesado saber
sobre él.
-Bueno… mis padres
murieron en un accidente- dijo secamente. Su vista se cristalizó y unas
pequeñas lágrimas salieron de sus ojos aterrizando en el suelo.
-Lo… lo siento- dije poniéndole una mano en la espalda a
modo de consuelo.
-No pasa nada- dijo él levantando la vista- todos me lo
dicen pero… no me gusta que lo hagan.
Su confesión me dejó bastante aturdida ya que no sabía a lo
que se refería exactamente.
-¿Por qué?- pregunté con cierta confianza. Es cierto que
acababa de conocer a Zayn pero los minutos que habíamos estado hablando me
habían bastado para darme cuenta de que era el tipo de chico con el que podría
desahogarme. Tímido, reservado y muy educado.
-No me gusta darle lástima a la gente y eso es lo que
sientes por mi ahora mismo- dijo Zayn levantándose y alejándose de mí.
Me quedé sentada, observando como Zayn se alejaba, andando
pesadamente en la oscuridad hasta que su anatomía desapareció por completo
entre la niebla que lo cubría todo.
Me levanté con cautela, intentando no hacer mucho ruido y
caminé hasta mi habitación, que aguardaba a mi llegada.
…….
Los pájaros piaban de manera insistente impidiéndome seguir
soñando en un mundo donde no existían secuestradores, chicos tímidos y jardines
con flores.
Me levanté de la cama arrastrando los pies y me dirigí al
baño para ducharme. Cuando salí de este, abrí el armario, encontrándome de
nuevo frente a toda esa cantidad de ropa.
Tardé bastante en decidir la ropa que me pondría pero
finalmente elegí un conjunto que según mi criterio era perfecto para el primer
día en una residencia donde no conocía a nadie:
Me peiné y bajé a la planta principal, donde un cúmulo de
adolescentes se reunían en torno a la puerta principal del comedor.
Todos iban informales respecto a sus atuendos aunque había
algunas chicas que llevaban faldas demasiado cortas como para considerarse una
prenda de vestir decente. Más bien eran faldas faltas de tela.
Entré en el comedor a trompicones y me encontré con una
larga mesa rectangular llena de exquisitos manjares dispuestos a ser devorados
por su público, que los contemplaba expectantes.
-Bien, chicos, sentaros en vuestros asientos- dijo una mujer
de una edad aproximada a cuarenta años, con el pelo negro y algunas arrugas
asomando por la comisura de sus labios.
-Hoy es un día muy especial- comenzó a decir la mujer- ya
que tenemos una nueva compañera en la residencia- finalizó la frase señalándome
a mi.
Todos clavaron sus miradas en mí, de manera que no tuve más
opción que sonreír y mostrarme amable.
-Hola- dije haciendo un gesto delicado con la mano- soy
_______.
Todos me miraron, algunos con admiración y otros con odio,
pero todos mantenían la vista fija sobre mí.
-Bien, una vez echas las presentaciones, podéis comenzar a
comer- anunció la mujer con una sonrisa. Todos comenzaron a atacar a los
platos, comiendo más y más sin cansarse. Me quedé quieta con la mirada fija en
mi plato vacío, mientras veía como los demás comían y reían disfrutando del
momento.
-¿No vas a comer nada?- preguntó una chica situada a mi
lado. La miré de reojo con impaciencia.
-No… no me apetece comer nada- dije mirando mi plato vacío.
La chica me miró fijamente esperando alguna reacción por mi
parte, sin embargo yo me mostré pasiva.
Pasaron los minutos los cuales se me hacían eternos, hasta
que por fin nos dejaron salir de aquel comedor. Me apoyé en una pared
observando como todos los chicos y chicas, hablaban y reían animadamente,
mientras que yo, estaba apoyada en una pared, sin hacer nada.
-Hola- dijo una voz un tanto conocida para mí. Me giré y me
encontré con esos ojos marrones que me habían cautivado la noche anterior.
-Hola- respondí tímidamente. Sonreí y miré a ambos lados de
la estancia asegurándome de que nadie nos estuviese observando pero me
equivocaba ya que un grupo de chicas cuchicheaba mirándonos con rencor.
Pasé
por alto aquel detalle pero no estuve alerta para poder reaccionar a lo que
ocurrió a continuación…
Per-fect
ResponderEliminarAme el capitulo que pasoooooo
Quiero cap
A-HO-RA
Síguela PLEASE
Alex!!! :3
Que genial cap!! :D estuvo todo *-* a rayis le gustara Zayn e.e lo puedo asegurar hahaha digo. ¿Quien no? :D siguelaaaa pronto si? :D
ResponderEliminar