CAPÍTULO 21: CARTAS
NARRAS TÚ:
Me desperté con un fuerte dolor de cabeza y una aroma a
vainilla suavizó el dolor corporal que sentía en esos momentos.
Abrí lentamente los ojos pero una luz cegadora, no me
permitió abrirlos más que unos pocos centímetros, lo que me bastó para ver a
Niall a mi lado, sujetándome la mano.
-¿Dónde estoy?- pregunté girando la cabeza para mirarle.
-En el hospital - miré a mi alrededor y efectivamente,
estaba en la casa de Londres donde vivía con las chicas. Millones de preguntas
rebosaban en mi interior, lo que provocó que el dolor de cabeza se volviese más
intenso aún.
Hice una mueca de dolor y me llevé las manos a la cabeza intentando
calmar la fuerte ventisca que se había generado en mi interior.
Niall se acercó a mí y me plantó un beso en la mejilla lo
que hizo que me sonrojase.
-Ahora vuelvo- susurró en mi oído produciéndome un leve
cosquilleo en la tripa.
Sonreí a modo de respuesta y este salió por la puerta dando
un leve golpe contra la madera. Miré a mi alrededor y dislumbré miles de flores
que adornaban la estancia con sus brillantes colores y tonalidades.
A mi lado había un pequeño ramo de rosas en cuyo interior se
situaba una carta perfumada, a juzgar por el dulce olor que desprendía.
La abrí lentamente y observé su contenido con una media
sonrisa. Saqué el pequeño papel rosa y solté una pequeña exclamación al ver la
perfecta caligrafía escrita sobre el folio de papel.
Querida hermana:
Quiero pedirte infinitas disculpas por ser tan… yo. Te he fallado y eso es
algo que jamás olvidaré porque tengo que apoyarte y quererte en los momentos
difíciles. A pesar de todo eres y siempre serás la persona a la que más quiero
en el mundo y por ellos me gustaría disculparme. Por haberme portado
injustamente contigo. Por no haberte escuchado. Por no haberte ayudado y por
otros millones de echos de los que me arrepiento enormemente de haber cometido,
pero sin embargo aquí me tienes, arrepentida y disgustada.
Si lees esto, quiero que sepas que te quiero que siempre serás la mejor
hermana del mundo.
Te quiero
Irene xx
Las lágrimas asomaban por los surcos de mis ojos amenazantes
de resbalarse por mis mejillas, pero conseguí retenerlas para no parecer
demasiado débil. No contaba con la presencia de ningún ser humano cerca de mí
pero aún así detestaba que las personas sintiesen compasión por mí.
Busqué con la mirada algúna ventana por la que pudiese
correr el aíre para así arrastrar con él la nostalgia que predominaba en la
estancia. Me levanté de la cama al descubrir una pequeña ventana, oculta entre
un gran ramo de rosas. En un intento por girar el pomo de la ventana una
pequeña carta cayó al suelo.
La cogí con cierta desconfianza y la abrí mientras observaba
el contenido con cierto desdén. Había una carta bastante arrugada, cuya letra
era uniforme y ordenada.
Antes de comenzar a leer me tumbé en la cama y comencé a
leer en voz alta:
Querida _______(tn):
Quizás sigas enfadada por lo que pasó pero en serio que lo siento mucho.
Sé que me porté muy mal besándote de aquella manera pero lo necesitaba. En
estos momentos me arrepiento bastante de haber cometido semejante locura ya que
existe una chica que se ha adueñado de mi corazón. Igualmente, me encantaría
que olvidases aquel malentendido y que volvamos a ser amigos como antes.
¿Recuerdas aquellas tardes de invierno en las que jugábamos y chapoteábamos
bajo la lluvia como dos niños pequeños, sin importarnos si nos mojábamos o la
gente se nos quedaba mirando por nuestro comportamiento infantil?
Yo las recuerdo como si hubiese sucedido ayer y no quiero olvidarlas
jamás. Solo espero que podamos volver a ser los mejores amigos de antes que
confiaban mutuamente.
Nunca olvides que eres especial para mí.
Liam xx
Las lágrimas inundaron mi rostro mientras luchaba en una
batalla sin fin por detenerlas. Releí la
carta una y otra vez y cada vez que lo hacía más lágrimas de desconsuelo
corrían por mi rostro.
Cuando me sentí más calmada, me recosté sobre la cama pero
una extraña presencia me sobresaltó.
-Creo que la carta te ha emocionado ¿Verdad?- preguntó Liam
dejando parte de su anatomía al descubierto. El resto de su ser se encontraba
oculto detrás de una enorme biombo azul.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí?- pregunté sin remordimientos
mientras le miraba fijamente.
-Entré cuando te estabas levantando de la cama- salió de
detrás del biombo y comenzó a dar cortos pasos hacía mí. Llevaba una camiseta
blanca con un gran símbolo de cuyo significado desconocía, y unos pantalones
negros ajustados.
-¿Por dónde has entrado?- pregunté frunciendo el ceño
mientras recorría la habitación con la mirada, en busca de algún lugar donde se
encontrase la puerta secreta.
-Por ahí- levantó su dedo índice señalando un lugar en la
habitación en el que pude distinguir una pequeña franja marrón de la que surgía
un haz de luz blanca.
Evadí la posibilidad de entrar por aquella puerta, ya que
apenas tenía fuerzas par mantenerme despierta.
Liam se acercó a mí y cuando estaba suficientemente cerca,
se sentó en la cama y me contempló durante unos instantes. Me sentí bastante
incomoda al notar su mirada fija en mi pero tras varios segundos miró al suelo
apenado.
-Lo siento- pronunció mientras evadía mi mirada de
curiosidad.
Comprendí a lo que se refería. Miré la carta arrugada sobre
mis manos y me acerqué a él para abrazarlo dulcemente.
Enterré mi cara en su pecho y me dejé llevar por los miles
de sentimientos que predominaban en mi ser.
Tras permanecer abrazados un largo rato, Liam se alejó de mi
y me volvió a mirar fijamente pero esta vez su mirada duró apenas dos segundos.
-Descansa- se levantó de la cama y se marchó cerrando la
puerta tras de sí.
Me quedé reflexionando sobre lo sucedido sin encontrar
respuesta alguna.
“El destino resolverá todas las preguntas que ahora carecen
de respuesta” pensé, para después caer
en un profundo sueño.
Siguelaaa
ResponderEliminarJulia xx