NARRAS TÚ:
Pasaron 3 días y aunque no estaba del todo recuperada, debía
regresar a Londres para estar a tiempo en el cumpleaños de Irene.
Brad se había ocupado de mí durante aquellos y se lo
agradecería de por vida.
Salí del baño vestida así:
Oí el timbre de la puerta y antes de abrirla miré por la
mirilla para asegurarme de que quien llamaba era alguien de confianza.
-Brad- dije abriendo la puerta, dejando al descubierto parte
de mi vestimenta.
-Hola- dijo con su habitual sonrisa- el taxi te está
esperando en la puerta trasera del hotel.
-Vaya, creo que ya es hora de marcharme- dije cogiendo la
maleta y arrastrándola hasta el ascensor. Pulsé el botón de bajada pero Brad me
hizo un gesto con la cabeza.
-No puedes bajar por el ascensor- dijo este interponiéndose
entre las puertas metálicas impidiéndome el paso.
-¿Por qué no?- pregunté ladeando la cabeza extrañada.
-Hay muchos paparazzis en la planta de abajo. El personal
del hotel les prohibió subir a esta planta pero les han permitido quedarse en
la entrada así que lo más seguro es que al salir te vean y no me apetece tener
que volver a salvarte- me ruboricé al escuchar las últimas palabras de Brad ya
que tenía toda la razón al decir que me había salvado de ser fotografiada por
aquellas personas que se dedicaban a entrometerse en las vidas ajenas.
-Bien, entonces ¿Por donde debo salir?- pregunté a la
defensiva.
Sin decir palabra alguna, me cogió de la mano y me guió por
diferentes pasillos hasta que llegamos a una puerta de metal que soltó un
fuerte chirrido al ser abierta.
Salimos a un pequeño jardín desierto en el que había varios
cubos de basura y algunos gatos comiendo de las sobras que encontraban.
Atravesamos el césped del jardín y a los lejos divisé un pequeño vehículo de
color banco y negro. Supuse que era un taxi debido a los colores chillones que
resaltaban sobre el metal que cubría el motor del vehículo.
Entré mientras el taxista metía mi maleta en el maletero.
Una vez dentro me despedí de Brad con la mano y este me dij algo que no
conseguí escuchar.
-¿Qué has dicho?- grité en un intento por que me escuchara.
Desafortunadamente mis palabras bailaron en el aíre sin llegar a sus oídos.
Le lancé un beso de despedida justo cuando el taxi empredió
su marcha. Este me lo devolvió con una expresión de melancolía y tristeza.
Tras varios segundos, me reocsté sobre el asiento trasero
del coche y me propuse quedarme dormida, al menos hasta que llegásemos a
Londres, y así fue.
Me desperté sobresaltada al oír el fuerte claxon del coche,
indicando que ya había llegado a su destino. El taxisa se giró hacía mi
reclamándome el dinero que le debía por haberme llevado hasta el lugar que le
había indicado. Le entregué lo que este me indicó salí del coche de un salto.
-¡________(tn)!- gritó Irene dándome un fuerte abrazo.
-Hola hermanita- dije secándome las lágrimas que se habían
escapado de mis ojos.
Naomi y Paula se acercaron a mi y me dieron un gran abrazo
transmitiéndome la alegría que sentían por mi reciente llegada.
Entré rápidamente a la mansión ya que la calle comenzaba a
llenarse de paparazzis preparados con sus cámaras.
-Tenemos muchas cosas que hacer- se oyó la voz de Anna
proveniente de la cocina. Pasados varios segundos hizo su aparición en el
salón, el lugar donde las chicas y yo nos encontrábamos en ese momento.
-¡Preparar mi cumpleaños!- chilló Irene comenzando a dar
saltitos. Me eché a reír por la forma en la que se comportaba en un situación
tan infantil. Su cumpleaños sería al día siguiente y no había nada planeada, lo
que me resultó bastante extraño ya que Anna siempre lo tenía todo milimetrado
al segundo.
-Entre otras cosas- dijo Anna con cierto desdén.
Cogió su móvil y llamó a una empresa de tartas y otros
manjares, que se encargaba de llevar los pedidos a domicilio.
-Bien, chicas necesito que me ayudéis con los preparativos
para el cumpleaños- dijo dirigiéndose a las demás- _______(tn) sube a tu
habitación y deshaz la maleta. Cuando termines bajas a ayudarnos.
Asentí y subí las pesadas escaleras arrastrando la maleta
que a cada paso que daba se resistía más a subir.
Cuando por fin llegué arriba entré en el cuarto y me
sorprendí bastante al ver lo renovado y decorado que estaba. Las cortinas
viejas habían sido reemplazadas por unas cortinas rosas mucho más nuevas y el
tono rosa pálido de las paredes lucía bajo la luz del sol que iluminaba la
habitación.
Contemplé la habitación y sonreí satisfactoriamente. La
habitación era así:
Dejé la maleta encima de la cama y poco a poco fui colocando
los objetos que esta contenía, en sus respectivos lugares.
Cuando terminé de colocarlo todo, pasé mi mano por la frente
secándome el sudor que se resbalaba por ella.
Bajé las escaleras dando pequeños saltitos y cuando llegué
al piso de abajó me topé con Anna, la cual andaba de un lado a otro con el
teléfono en la mano, llamando a quien fuese necesario para que el cumpleaños de
Irene fuese espectacular.
-¡Oh ________(tn)!- dijo acercándose a mí a toda prisa. Me
entregó una hoja con garabatos y yo la examiné curiosamente intentando
averiguar qué contenía- revisa la lista y comprueba que estén todos los
nombres.
-¿Qué es?- pregunté agitando la hoja en el aire.
-La lista de invitados- dijo alejándose con el teléfono en
la mano. Asentí y observé todos los nombres de la lista. Muchos de los
invitados eran totalmente desconocidos para mí, sin embargo otros eran amigos
de la infancia.
Leí en voz alta todos lo nombre hasta que llegué a uno que me
llamó en especial la atención.
-Niall Horan- pronuncié su nombre con cautela, mientras
notaba como la piel de me erizaba por completo.
Volvería a encontrarme con él y presentía que no iba a ser
un encuentro agradable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario